Christian Angulo es una de las cuatro víctimas mortales que dejó el tiroteo del miércoles en una secundaria en Georgia. Lisette Angulo escribió en GoFundMe en busca de donaciones para ayudar con los costos del funeral y dijo que estaban desconsolados por la pérdida de su “hermano pequeño”.
“Era un niño muy bueno, muy dulce y cariñoso. Mucha gente lo quería mucho. Su pérdida fue tan repentina e inesperada”, escribió. “Realmente no se merecía esto”.
“Agradecemos todo lo que puedan dar”, dijo la hermana de Angulo, y “también agradeceríamos cualquier oración en estos momentos”.
México confirma muerte de adolescente mexicano
El Gobierno de México, a través de su consulado en Atlanta, confirmó este jueves que un menor de edad con nacionalidad mexicana, identificado como Christian Angulo, está entre las víctimas mortales.
“La SRE [Secretaría de Relaciones Exteriores] lamenta el fallecimiento del menor mexicano y transmite sus condolencias a la familia, así como a la comunidad de Winder, ante este trágico evento”, expuso la Cancillería mexicana en un comunicado.
El miércoles, un alumno de 14 años, identificado como Colt Gray, abrió fuego en la escuela secundaria Apalachee en Winder, donde mató a cuatro personas, los alumnos Mason Schermerhorn y Christian Angulo, ambos de 14 años, y los profesores Christina Irimie, de 53, y Richard Aspinwall, de 39.
Además, resultaron heridas nueve personas, ocho alumnos y un profesor, todas en proceso de recuperación, según las autoridades.
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Tiroteo en Georgia: las otras víctimas mortales
Mason Schermerhorn, de 14 años. Un vecino dice que lo vio crecer y pasar de ser un niño curioso de unos cuatro años que corría al patio del vecino cuando sus padres lo llevaban afuera a un estudiante de primer año de secundaria.
“Se acercaba y me preguntaba: ‘¿Qué estás haciendo? ¿Qué estás haciendo?’. Era muy divertido verlo así, cuando era un niño pequeño”, dijo Tommy Pickett.
La muerte de Mason dejó a Pickett conmocionado y a su hija, que había visto a Mason en la parada del autobús esa mañana, entre lágrimas.
“Ella lo vio subir al autobús ese día y no volvió a subirse”, dijo Pickett. “Eso la molestó mucho”.
“No puedo creer que se haya ido de esa manera. ¿Por qué? ¿Por qué él?”, dijo Pickett. “Siempre estaba sonriendo. Siempre era gracioso, ya sabes, se reía y todo eso. Cuando hablaba contigo, sonreía y todo eso. Quiero decir, ¿por qué él? ¿Qué hizo para merecer eso?”
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Louis Briscoe le dijo al New York Times que cuando se enteró del tiroteo, llamó a la madre del niño, una amiga y compañera de trabajo. Ella le dijo que "Mason se había ido", y a él se le cayó el alma a los pies.
“Nadie debería tener que pasar por este tipo de dolor”, dijo Briscoe.
Christina Irimie, de 53 años. Silvia Pasch dijo a The Atlanta Journal-Constitution que conoció a Irimie, una profesora de matemáticas, cuando trabajaron como voluntarias en la iglesia Saints Constantine and Helen en Lilburn, que organiza festivales para celebrar la cultura rumana. Dijo que la práctica de Irimie con el grupo de baile infantil esta primavera incluyó una lección para un estudiante que tenía dificultades con un concepto de álgebra. Pasch dijo que escuchó mientras cortaba verduras en la cocina "porque pensé que podría aprender algo". Sin Irimie, el próximo festival será difícil, dijo Pasch.
“Apuesto a que cuando estemos cortando patatas y verduras hablaremos de ella”, dijo.
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Nicolae Clempus dijo al periódico que Irimie lo hizo sentir bienvenido cuando se mudó a Estados Unidos en 2001. Ella era activa en la comunidad de expatriados después de inmigrar de Rumania unos años antes. El sacerdote de la Iglesia Ortodoxa Rumana de Santa María en Dacula describió a Irimie como alguien "con quien sabes que puedes contar" y que siempre se ofrecía como voluntaria en los eventos cocinando o bailando.
Irimie, que cuando era más joven formó parte de un grupo de danza tradicional rumana de la región de Transilvania, más tarde se convirtió en instructora y tenía un don para trabajar con jóvenes, dijo Clempus.
Richard Aspinwall, de 39 años. El entrenador de futbol de la escuela secundaria Apalachee, Mike Hancock, dijo al Athens Banner-Herald que el coordinador defensivo del equipo, que también era profesor de matemáticas, era un gran hombre y padre que amaba a sus hijas y a su esposa, amaba el fútbol y era muy respetado.
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“Se esforzaba al máximo”, dijo Hancock. “Entrenaba a la antigua usanza, pero amaba a esos chicos”.
El joven y ex jugador de fútbol americano Jay García asistió a una vigilia de oración en un parque del centro de Winder el miércoles para recordar al entrenador y maestro que lo ayudó mucho, tanto en el aprendizaje del fútbol como en la vida.
“No se puede resucitar a los muertos”, dijo García. “Entiendo que algunas personas no estarán aquí mañana y nunca olvidaré quiénes son y lo que significaron para mí”.
mgm