San José.— El futuro en Estados Unidos de la niña migrante salvadoreña Laura Maradiaga Alvarado, de 11 años, es un dilema.
Laura debió ser deportada ayer a su país, porque por un error se le excluyó de un proceso al que se incorporó a su madre, Dora, de 44 años, y a su hermana Damaris, de 15, al comparecer en una corte de inmigración en Houston, Texas, el 12 de marzo pasado. La madre y Laura pidieron ayer a un juzgado de esa ciudad reabrir el proceso, por lo que la decisión final está pendiente.
Si es repatriada, la niña será cuidada sólo por su abuelo, de 75 años, y expuesta a una amenaza de muerte de la Mara 18 (M-18), una pandilla de Centroamérica, México y EU.
“Queremos detener la deportación”, dijo el mexicano César Espinoza, director ejecutivo de Familias Inmigrantes y Estudiantes en la Lucha (FIEL), grupo no estatal de Houston de defensa de migrantes, el cual ayudó a la madre y a la niña a solicitar la reapertura.
“Si la deportan a El Salvador, Laura podría ser asesinada [por la M-18]”, advirtió Espinoza en una entrevista telefónica ayer con EL UNIVERSAL desde Houston. Dora dijo que por riesgos sobre sus hijas y por temor a morir en una venganza de la M-18, porque uno de sus parientes fue testigo de un asesinato de ese grupo en El Salvador, migró con Damaris y Laura a EU en 2018.
Al anunciar anteayer en rueda de prensa que si EU expulsa a su hija, “me voy con ella”, Dora narró el peligro: el testigo del homicidio murió a machetazos, cuatro primos fueron asesinados y dos desaparecieron. EL UNIVERSAL buscó sin éxito en El Salvador una confirmación independiente de esos hechos. Miles de familias de El Salvador, Guatemala y Honduras migran sin visa a EU.
Dora preparó a Damaris y a Laura y huyó de El Salvador, al igual que su hija mayor, Katherine, de 21, hace tres años, quien reside en Houston. Espinoza contó que las tres entraron el 5 de octubre de 2018 a Estados Unidos por la frontera de Texas con México. “Dijeron que huyeron por miedo creíble y se les dejó ingresar. Se fueron a Houston, donde vive Katherine. Se les citó para el 2 de febrero a audiencia en una corte, pero ese día hubo cierre de oficinas federales”, agregó. El siguiente fue para el 12 de marzo y las tres acudieron, aunque en la lista de la corte faltó Laura y aparecieron su madre y su hermana. Una traductora les pidió despreocuparse y regresar el 10 de abril, por lo que Dora y Damaris hicieron la gestión, recordó.
A finales de marzo recibieron otra notificación, en inglés, y esperaron al miércoles anterior para ir a la corte. “Su sorpresa fue que esa notificación les alertó que Laura sería deportada el 12 de abril”, indicó. Por eso, la lucha es impedir la deportación.