Bruselas.— Al autócrata presidente turco Recep Tayyip Erdogan le sobran amigos en este momento, principalmente en África , continente arrasado por conflictos armados.
La creciente popularidad de Erdogan más allá de las fronteras turcas se le debe a su yerno, Selcuk Bayraktar, un ingeniero visionario considerado en la actualidad héroe nacional.
Egresado del prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts, junto con su hermano Haluk, es el cerebro detrás de Baykar, la empresa que ha transformado la industria turca de la defensa.
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El producto estrella que ha puesto a Turquía en el mapa de la industria bélica mundial es el TB2 . “Donde quiera que voy en África me preguntan por los drones”, reconoció Erdogan durante una gira realizada en el continente en octubre pasado.
La reputación del TB2 está certificada. En los últimos tres años, el artefacto turco ha visto acción en por lo menos cinco conflictos armados y en todos marcó la diferencia hacia el bando que los utilizó.
Entre 2015 y 2019, las fuerzas turcas pudieron sofocar la rebelión de los separatistas kurdos del PKK gracias a su sistema de aeronaves tripuladas a distancia. Lo mismo ocurrió con las Unidades de Protección Popular (YPG), la milicia kurda activa en el norte de Siria. Con la asistencia tecnológica turca, las fuerzas de Azerbaiyán pudieron imponerse frente a Armenia y la República de Artsaj en la disputa que estalló en la región del Alto Karabaj en el último trimestre de 2020.
Shaan Shaikh y Wes Rumbaugh, investigadores del Center for Strategic and International Studies, afirman que “estas armas definieron la contienda. Los drones azerbaiyanos proporcionaron ventajas significativas en inteligencia, vigilancia y reconocimiento, así como capacidades de ataque de largo alcance. Permitieron a las fuerzas de Azerbaiyán encontrar, establecer, rastrear y matar objetivos con ataques precisos más allá del frente de batalla”.
Más reciente, el dron turco ha sido empleado por el gobierno de Etiopía en su confrontación con las Fuerzas de Defensa de Tigray (TDF, por sus siglas en inglés), un grupo de resistencia que tomó las armas en 2020, de acuerdo con la organización holandesa Pax .
Pero quizás, el conflicto libio fue el que le dio la fama. Gracias a las unidades de Erdogan, la ambición del mariscal Khalifa Haftar de tomar Trípoli se derrumbó en el verano de 2020, y su rival, el Gobierno de Unidad Nacional, reconocido por Naciones Unidas, obtuvo la victoria definitiva.
Hasta octubre pasado, el TB2 formaba parte del portafolio de importaciones armamentistas de al menos 13 países. Entre ellos, se encuentra Ucrania, bajo amenaza de una invasión por parte de Rusia, que tiene en su frontera 100 mil hombres desplegados.
En la lista además aparecen socios miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), como Polonia.
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Del otro lado del Mediterráneo, Marruecos, Túnez, Nigeria, Angola y Ruanda han expresado interés o han emitido pedidos para comprar el vehículo militar.
“Los drones son considerados un arma importante, un multiplicador de fuerza. Es una manera relativamente económica de hacerse de un sistema de reconocimiento aéreo sin poner en riesgo a sus pilotos”, explica a EL UNIVERSAL Siemon Wezeman , experto del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (Sipri).
El Bayraktar es más que un producto de guerra, cambió la ecuación, Turquía pasó de importador a exportador de material de defensa. Además, el gobierno de Erdogan se colocó de golpe como un competidor frente a los grandes. El TB2 es considerado por expertos en defensa, como el analista holandés Stijn Mitzer , el dron más exitoso del mundo por ser eficaz y económicamente accesible. Su precio ronda por los 5 millones de dólares, una tercera parte de lo que sale el chino Wing Loong II y 10 veces menos que el sistema estadounidense. La producción, desde el sistema de comunicaciones hasta la estación de control en tierra, sale de las plantas de Baykar, es decir, es nacional, sólo el motor es fabricado en Ucrania.
“Turquía se ha venido especializando en los últimos años en la industria del dron y todo lo que tiene que ver a su alrededor. Ha sido capaz de suministrarlo a varios países y el conflicto entre Azerbaiyán y Armenia mostró de lo que es capaz. Es un dron lo suficientemente fiable (…) Es un activo muy interesante capaz de sobrevolar una región sin enfrentar mayores obstáculos”, indica Wezeman. Pero quizás el principal factor detrás de la historia de éxito es la facilidad con que Erdogan comparte su letal arma.
En Turquía los procesos de compra y entrega avanzan mucho más rápido al no influir en el negocio criterios como el Estado de derecho y las garantías individuales. Wezeman explica que el mercado del dron solía centrarse sólo en el ámbito de la vigilancia y el monitoreo, pero eso cambió desde el momento en que China comenzó a vender drones armados y puso fin al monopolio estadounidense.
Turquía ahora compite con China, tomando en consideración las restricciones que enfrentan los fabricantes occidentales. “China vende a quien esté dispuesto a pagar y Turquía está haciendo lo mismo”, asegura.
El experto no descarta que en el futuro el TB2 entre en acción en México para cazar narcotraficantes . “Podría llegarse a considerar un ataque con dron para eliminar un capo de la droga. Son silenciosos y pueden sobrevolar la zona durante horas esperando que aparezca el blanco”, asegura.
Símbolo turco
En 2021 fue usado por Ucrania contra los separatistas prorrusos en Donbás.
El producto pesa 650 kilogramos, tiene una longitud de 6.5 metros y capacidad para portar cuatro bombas guiadas y misiles antitanques.
Presenta un diseño monocasco que integra estructura de cola en V inversa.
En los últimos tres años, el artefacto turco ha visto acción en por lo menos cinco conflictos armados y en todos marcó la diferencia hacia el bando que los utilizó.
*Con información de Agencias
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