Nueva York. Surfear en el techo de los vagones del metro mientras está en movimiento se ha convertido en una peligrosa tendencia que se extiende cada vez más rápido entre los jóvenes de la Gran Manzana. Según los últimos informes de la ciudad, desde que comenzó 2022 casi 70 adolescentes de entre 12 y 15 años -560% más que en 2021- han perdido la vida practicando este peligroso “juego”. Porque eso es lo que significa para ellos, una diversión “que pone la adrenalina a tope y es más emocionante que la vida normal”. Así lo cuenta a EL UNIVERSAL el canadiense Chase O.T., un joven en sus tempranos 20 años que prefiere esconder su identidad para evitar que la policía lo identifique. “También porque no quiero que mis amigos y familia se preocupen por lo que hago”, añade.

Chase comenzó a surfear los trenes hace dos años. Aunque reconoce que es muy peligroso y alienta a los jóvenes a no seguir sus pasos, también asegura que nada le proporciona la adrenalina que consigue con el “surfing en el subway”. Por eso cuando viaja siempre lleva su cámara encima, para filmar imágenes de la ciudad desde otro ángulo, a lomos del tren. “La primera vez creo que fue en Madrid; luego he surfeado también los trenes de París, Kiev, Toronto y el último en Nueva York”, recuerda.

Precisamente en esta última ciudad han saltado las alarmas después de que el pasado 23 de junio un joven quedara inconsciente sobre el vagón tras golpearse la cabeza fuertemente mientras practicaba este peligroso juego.

Según un comunicado del Departamento de Policía de Nueva York, la víctima de tan solo 15 años recibió un fuerte golpe en la cabeza mientras iba montado en el techo de un tren en marcha. Los paramédicos bajaron al muchacho del vagón inconsciente y con una herida que sangraba abundantemente.

Ocurrió alrededor de las 18: horas, cuando la que la mayoría de los adolescentes de entre 15 y 16 años salen de la escuela y regresan a sus hogares. El teléfono de emergencias de la policía recibió un llamado que alguien había sufrido un accidente en el tren 7, en la estación que se encuentra a la altura de la estación 111 y la avenida Roosevelt en Corona, en el barrio de Queens.

La víctima fue trasladada inmediatamente al hospital Elmhurst en estado muy grave. La policía todavía investiga lo ocurrido, pero cree que la víctima se golpeó con algún objeto mientras estaba subido en el techo del vagón y eso es lo que le causó un fuerte traumatismo craneal.

No es el único caso, a finales de agosto otro joven de la misma edad perdió un brazo en la ruta del tren R de Queens, a las 10:25 am. Trataba de subirse al techo de un vagón cuando resbaló y cayó a las vías. El mismo tren que intentaba “surfear”, lo atropelló. La víctima salvó la vida pero fue necesario amputarlo el brazo ¨desde el codo para abajo¨, dijeron fuentes hospitalarias.

“La peor parte es cuando estás encima del tren y te das cuenta de que algo está bloqueando tu camino. Un túnel, por ejemplo; por eso es importante tener una salida rápida, que suele ser el espacio entre los dos vagones”, explica Chase O.T. En sus videos se puede ver cómo al entrar en una de las estaciones él y sus amigos se agachan rápidamente para no chocar con el techo. “A veces tomamos riesgos estúpidos”, reconoce. “Por eso cuando no has estudiado antes la ruta del tren para saber lo que te vas a encontrar, es bueno tener una salida rápida, por si hay algún imprevisto”. Cuestionado sobre si siempre estudia la ruta que hará, responde: “Sí, la mayoría de las veces, 9 de cada 10”.

Un acto “imprudente y extremadamente peligroso”, describe Pat Warren, director de seguridad y protección del servicio de metro de la ciudad de Nueva York (MTA). “Además de desconsiderado, ya que provoca retrasos significativos para otros neoyorquinos y angustia para la familia y los amigos”.

Usuarios del metro entrevistados por este diario coinciden en que casi todos conocen la práctica y en que es “extremadamente peligrosa”. Unos saben de ella porque se los han contado, y otros porque lo han visto o sentido en primera persona. “De repente sentí unos golpes en el techo del vagón y me asusté”, cuent a Eulalia Martínez, usuaria de la línea 7, una de las más utilizadas para surfear los vagones porque parte de su ruta es al aire libre. “Cuando llegamos a la parada el conductor dio como un grito y les dijo a los chicos que bajaran. Estuvimos parados como 20 minutos”, añade. “Es imprudente, no lo entiendo”, lamenta Mateo Darte, quien toma el metro cada día para ir a trabajar.

Surfear los vagones del metro ha cobrado mucha popularidad en los últimos años. Hay expertos que apuntan a que podría ser a raíz de un videojuego llamado “Surfway Surfers”. La partida empieza cuando sus personajes están pintando un grafiti en una estación del metro y de repente son descubiertos por un inspector. Escapan surfeando los pasillos y techos de los vagones.

Sea cual sea la causa que motiva esta tendencia, las autoridades están realmente preocupadas ante el incremento de casos que han visto en los últimos años, sobre todo desde principios de la pandemia, cuando la falta de pasajeros hizo que esta práctica se extendiera aún más. Para colocar en cifras la actual situación: en 2019, el MTA informó que hubo 461 incidentes de este tipo, un aumento del 15% con respecto al año anterior. Solo en los 5 primeros meses de 2022 se han reportado 449 accidentes de personas que viajaban subidas al techo del vagón o fuera de los trenes. Según la MTA, la cifra podría ser incluso más alta porque muchas veces estos incidentes no se denuncian.

Esta semana el presidente del New York City Transit pidió a los “padres que enseñen a sus hijos a no hacer eso”.

¿Pueden las familias evitar que los jóvenes practiquen este arriesgado juego? ¿Por qué un adolescente busca adrenalina poniendo su vida en riesgo? “No todos los jóvenes desarrollan adicción a la adrenalina y no toda adicción a la adrenalina es mala; todo siempre requiere de un balance. Sí son eventos que se ven en la adolescencia, pero no es la norma; muchos de los jóvenes pueden tomar las riendas de esta adicción, dependiendo del cuidado e integración en el hogar”, explica la psicóloga María Isabel Limardo, quien además explica que la que está fallando es precisamente “la familia. Cuando un joven presenta evidencia de eventos traumáticos o adversos de la niñez desde la concepción hasta los 16 años, esta familia juega un papel muy importante en el futuro mental-emocional-físico del adolescente”.

La doctora también ofrece herramientas para ayudar a superar el exceso de producción de adrenalina que algunos menores pueden desarrollar. Por ejemplo, el ejercicio, yoga, autohipnosis, respiración profunda o meditación. “El objetivo es utilizar todo el exceso de energía y hacer que su cuerpo se relaje. Si no puede relajarse y conciliar el sueño normalmente por la noche, todavía está muy excitado. Hay que reducir su nivel de excitación, de estar atascado en un modo hiper-excitado a toda velocidad a un estado de funcionamiento normal más relajado”.

La responsabilidad no solo recae en la familia; en este sentido, la escuela también juega un papel muy importante y muchas veces los centros educativos ni siquiera son consciente de ello. “Irónicamente, la escuela es a menudo la primera que le ofrece esta ‘droga’ del adicto a la adrenalina. En algún momento, la mayoría de los estudiantes posponen una tarea hasta el último minuto, momento en el cual, el temor, la vergüenza de no terminarla desencadena una oleada de adrenalina, lo que impulsa a terminarla, y puede sentirse bien estar animado. Cuando, gracias a la inflación de calificaciones, obtienen una buena calificación, la escuela les ha enseñado que usar adrenalina para hacer las cosas está bien”.

La policía también encuentra otro culpable detrás de esta práctica, y son las redes sociales. Aseguran que el hecho de subir los videos a la red incita a otros jóvenes a practicar este imprudente juego, por eso han pedido a la ciudadanía que eviten grabarlos y subirlos a las plataformas. En lugar de eso, sugieren a los usuarios del metro que denuncien estas situaciones para evitar más accidentes y muertes innecesarias.

Para muchos tampoco ayuda que la multa por estas infracciones sea tan baja. En su página web, la MTA indica que el castigo económico por “moverse de manera no autorizada entre los vagones del metro es 75 dólares (mil 516 pesos mexicanos)”. Una cantidad que muchos consideran poco disuasoria y piden endurecer los castigos.

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