Washington.— El Tribunal Supremo de Estados Unidos dio ayer a la política antiinmigrante de Donald Trump una de sus mayores victorias, permitiéndole negar prácticamente todas las solicitudes de asilo de migrantes no mexicanos que lleguen a la frontera buscando protección en territorio estadounidense.
El gobierno podrá aplicar su más reciente restricción presentada a mediados de julio y que rápidamente fue desafiada en las cortes por su dureza. La medida dice que las personas sólo podrán solicitar asilo en EU si se les ha negado esa protección en otro país o han sido víctimas de tráfico de personas.
En la práctica significa que los migrantes que lleguen a la frontera sur de EU deberán haber solicitado asilo por todos los países por los que hayan pasado y que se les haya denegado el proceso. Eso deja a decenas de miles de migrantes centroamericanos y de otras partes del mundo sin posibilidad de ejercer su derecho en la Unión Americana.
La Suprema Corte, en una decisión a última hora del miércoles, dio luz verde a la administración para seguir adelante. Trump no ocultó su felicidad por la decisión. “¡Gran victoria para la frontera en el Tribunal Supremo sobre asilo!”, tuiteó.
La medida estaba suspendida temporalmente por un juez de California, que había bloqueado su implementación mientras progresaba la batalla judicial para determinar su legalidad. Dos de las juezas del Supremo, las progresistas Ruth Bader Ginsburg y Sonia Sotomayor, expresaron explícitamente su desacuerdo. “Una vez más, el Poder Ejecutivo emitió una normativa que busca anular las prácticas de hace mucho tiempo con respecto a quienes buscan refugio de la persecución”, escribieron en su texto de disentimiento.
La decisión afectará principalmente a los centroamericanos que cruzan la región, incluido México, para llegar a la frontera estadounidense, cuyo número ha aumentado en los últimos meses. Pero no serán los únicos: también afectará a africanos, asiáticos y latinoamericanos que, hasta ahora, llegaban de todas las formas posibles a la frontera con EU y ahí iniciaban un proceso que puede alargarse años. Ahora se verán obligados a solicitar asilo primero al menos en México y que les sea denegado, para poder aspirar a presentar su caso en EU, lo que hará que la cifra de peticiones de refugio en suelo mexicano se eleve exponencialmente.
Los únicos no afectados por la medida serán los mexicanos, porque no habrán atravesado un tercer país antes de llegar a la garita de las autoridades de la Unión Americana. Grupos proinmigrantes criticaron la decisión. “Es una noticia terrible. El asilo en la frontera está prohibido para todos menos los mexicanos. Se van a perder muchas vidas”, opinaron desde RAICES, una organización con sede en Texas.
También criticaron la decisión algunos candidatos presidenciales demócratas, como el texano Beto O’Rourke. “La política de Trump con los solicitantes de asilo no sólo es racista, es cruel, evita que algunos de los seres humanos más desesperados y vulnerables del mundo encuentren seguridad. Con la decisión, el Tribunal Supremo ha puesto sus vidas en peligro”, tuiteó.
El proceso judicial no termina aquí. Lee Gelernt, abogado de la American Civil Liberties Union (ACLU) que es parte de los litigantes, dijo que “es sólo un paso temporal. Estamos esperanzados que al final del día va a prevalecer [su caso]. La vida de miles de familias está en juego”.
Después de varios varapalos ante las Suprema Corte, Trump ha encadenado dos victorias con respecto a políticas de la frontera. La anterior, en julio, le permitió desviar fondos del Pentágono para la construcción del muro.