San José.— Un niño peruano de 10 años lloró desconsolado al grabar dos videos en un celular en Perú con desesperados mensajes de despedida de su madre.
En el primero… lamentó: “Yo sé que me amas, que me quiere(s)… pero no lo siento, mamita (…) Cuídate, mamita, te (…) dejo a la Lukita [perrita]. Cuida de mi papá [padrastro] que no se vaya a desmayar por lo ocurrido, por favor, mamá. Ven rápido, mamita. Siempre te [he] amado, siempre te [he] obedecido. A veces renegaba contigo. Cuídate, mamá, cuídate”.
En el segundo reprochó: “Siempre nos gritabas, nos aborrecías (…) ¿para qué tiene hijos? En días así [te decía] mira a Lukita (…) Pero no. Siempre fuistes así mamita: mala (…) siempre todo, siempre todo el tiempo te negabas, nos gritabas, me insultabas, nos pegabas. Si decía algo, todo te molestaba. Decías: ‘¿Por qué he tenido hijos?, ¿por qué no se ahogan, se mueren? Y de salir corriendo de la casa’. Pero no. No fuistes así, mamá. Cuídate, mamá. [sonido de beso] Un besito para todos”.
Ese mismo día, minutos, segundos después de grabar los vídeos , el niño se ahorcó.
Los dramáticos hechos ocurrieron el 7 de agosto pasado en una comunidad del centro-oriental departamento (estado) peruano de Ucayali , limítrofe con Brasil. La madre, de 38 años y peruana, estaba fuera de la casa cuando su hijo se suicidó. Como todos los días, la mujer salió a vender yuca y botellas de plástico para tratar de ayudar al sostenimiento económico de su familia, formado por otros cuatro hijos y un padrastro, de 33 y peruano.
El conmovedor relato de dolorosos reproches y angustiosos reclamos del niño llevó a una tía y a un tío del menor a admitir en un noticiario peruano que todo pareció ser el desenlace de una cadena de violencia familiar : cada vez que el padrastro agredía a la madre, la madre descargaba su cólera contra el niño. Por eso es que, en los videos, “él desfoga toda su furia (…) todo su dolor porque le trataban mal”, narró la tía.
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La ira también sacudió al poblado, cuyos vecinos confrontaron a la madre y al padrastro en el velorio del niño y les recriminaron por agredirlo. Entrevistada por medios periodísticos de Ucayali, la mujer aclaró que “yo le corregía, no le maltrataba, ni mi pareja, no confundan las cosas.
“A mí no me quería mi hijo. Delante de mi esposo me dijo que me largara de la casa. No quería verme porque lo trataba mal. Le insultaba , no pegarle, pero sí insultar. Con palabras fuertes”, relató, para casi de inmediato corregir: “No lo he castigado y tampoco golpeado (...) Mi esposo me dijo que no tenía por qué gritarle o insultarlo, que no lo tratara como mi enemigo”, reveló. Las identidades de la víctima y de sus parientes trascendieron públicamente y están en poder de este diario, que decidió preservarlos en el anonimato.
La calamidad que llevó al niño a una trágica decisión reabrió la polémica por un conflicto social que, como el suicidio infantil y adolescente, está cargado de silencios y sombras. “El suicidio es algo chocante y se habla muy poco. Los índices de suicidio en infantes y en adolescentes han ido creciendo”, explicó el sicólogo costarricense Francisco Fonseca, coordinador de la Comisión para la Prevención del Suicidio del Colegio de Profesionales en Psicología de Costa Rica.
Tabú social
“Todos son diferentes, multicausales y todos tienen un análisis particular subjetivo, pero quizás tengan en común algunos rasgos, como estar cada vez más aislados y tener menos recursos para manejar situaciones angustiantes.
Hay un caldo de cultivo para que ciertas conductas se vean disparadas”, dijo Fonseca a este diario. “No hace mucho tiempo de esto no se hablaba. Las estadísticas se empezaron a tomar con cierta seriedad hace pocos años. Antes no se registraban y era todo un tabú social. Tristemente esto ha venido creciendo y hemos tenido que enfrentarnos como sociedades a esto que nos explota en la cara y ya no lo podemos ocultar”, subrayó. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recordó este sábado el Día Mundial para la Prevención del Suicidio.
Al insistir en que los suicidios, en cualquier edad, “golpean muchísimo, no sólo al entorno inmediato, sino al entorno general”, aseguró que son situaciones “de las que hay que empezar a hablar con mucha más frecuencia: se tienen que ver como un problema de salud pública. Es necesario un abordaje en general en todas las sociedades latinoamericanas, donde tristemente cada vez más están creciendo estos índices de suicidio”.
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El sureño estado venezolano de Amazonas fue estremecido, entre enero y septiembre de 2021, por los suicidios de cuatro indígenas , tres hombres y una mujer de 12 a 15 años. “El suicidio no ha sido una conducta común en las culturas indígenas y menos entre los jóvenes”, dijo el comunicador social venezolano Héctor Escandell, coordinador en Amazonas del (no estatal) Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV).
En un análisis de OVV sobre esos casos, la sicóloga venezolana Katiuska Campos, del Colegio de Psicólogos de Amazonas, sugirió que, entre las causas hay depresión, falta de comunicación y discusiones de los hijos con sus progenitores en un masivo ámbito de hogares disfuncionales.
“Muchos llegan a este tipo de situaciones por falta de apoyo. Lo importante es que exista una conexión de padre a hijos y de hijos a padres, para que puedan abordar algún tipo de situación que se presente”, aconsejó.
A consulta de este diario, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) reportó que la tasa de suicidio regional general en América subió 17% en los últimos 20 años, pero aclaró que “los últimos” datos disponibles son del periodo de 2000 a 2019, y que los sistemas de vigilancia y conteo son deficientes por tratarse de una situación estigmatizada.
16 mil vidas perdidas
Unos 16 mil jóvenes de 10 a 24 años se suicidaron en América en 2019, un aumento de 21.1% (28.6% en mujeres y 18.8% en hombres) en ese tipo de mortalidad y rango de edad frente al año 2000, por lo que la tasa pasó de 5.7 suicidios por cada 100 mil en 2000 a 6.9 en 2019, precisó la OPS, que integra la OMS y el sistema de la Organización de Naciones Unidas (ONU). “El suicidio es la tercera causa de muerte entre los adolescentes y jóvenes de 10 a 24 años en las Américas, después de los homicidios y los siniestros viales”, dijo.
Con un total de 97 mil 339 suicidios en América de infantes, adolescentes, jóvenes y adultos en 2019, la OMS determinó en 2021 que el promedio anual en el continente es de unos 100 mil, y sin desglosar el número de menores.
El Observatorio de la Violencia de la (estatal) Universidad Nacional Autónoma de Honduras informó a este medio que alcoholismo, drogadicción, depresión y ansiedad son las causas principales para suicidarse. Honduras sumó mil 450 suicidios de enero de 2018 a junio de 2021 y, de ese total, contabilizó 692 en personas de cero a 29 años, con ahorcamiento, intoxicación con fármacos o plaguicidas, arma de fuego y lanzamiento al vacío como mecanismos más usados, señaló.
La (no estatal) Universidad Autónoma de Chile calculó en 2021 que, con mil 800 decesos anuales por lesiones autoinfligidas en ese país, unos 400 son adolescentes víctimas de drogadicción, trastornos mentales, falta de apoyo social y acoso escolar repetido e intencional (bullying). Los menores sufren intimidación, sometimiento, amedrentamiento y temor emocional y físico dentro o fuera de los centros educativos.
El suicidio en Chile entre adolescentes y jóvenes de 15 a 29 años es la segunda causa de muerte y la tercera entre los de 15 a 19, y se consolidó como “un preocupante problema de salud pública” que mostró que la mortalidad por ese motivo “se ha estabilizado durante los últimos años”, según un estudio de la universidad.
La pandemia del coronavirus en Chile obligó a confinarse desde su propagación en 2020, y dañó al estimular “la aparición de enfermedades mentales y conductas de riesgo” y evidenció que hay un contexto “amenazante”, agregó.
El Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Colombia sumó mil 564 suicidios de enero a julio de 2022, con 179 o 11.5% en personas de cero a 17 años. De los 2 mil 595 suicidios de 2021, 10.5% o 275 fueron de hombres y mujeres de cero a 17, mientras que de los 2 mil 379 de 2020, el 11.5% o 278 ocurrieron en menores de 18, precisó.
Eliminar la angustia
Al describir el enfoque científico del fenómeno, Fonseca planteó que “quien comete un acto suicida no busca eliminar su vida: busca eliminar y alejarse de la angustia que está sufriendo. Por eso se llama un pasaje al acto: no es algo razonado ni algo que se piensa, es más bien un acto más parecido a algo involuntario”. Y siempre en la familia, en el entorno y en la sociedad queda un “¿por qué?”.
En la memoria social de Honduras todavía se recuerda a una hondureña de nueve años que, en uno de tantos hechos cubierto por el silencio y el olvido, usó una camisa para ahorcarse en el interior de una bodega en el sureño departamento (estado) de Intibucá en 2021. Un niño hondureño de 10 se ahorcó en 2020 en el occidental departamento de Santa Bárbara, Honduras, con una pieza que utilizó en múltiples ocasiones para salir a pasear con su mascota: la correa de su perro.
Por una decepción amorosa, ya que su novio la violó sexualmente y amagó con que, si lo denunciaba, asesinaría a su hermana menor, Cristel, una adolescente guatemalteca de 14, acudió en la mañana del 21 de octubre de 2021 a su escuela primaria en una aldea del centro de Guatemala a presentar tareas y a recibir nuevas asignaciones. Y ya en la tarde en su casa, se ahorcó.
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