EL CAIRO.- Los sudaneses que huían de los combates entre generales rivales en su capital abarrotaron una ciudad ya sobrepasada en la costa del Mar Rojo y las fronteras norteñas del país con Egipto, mientras las explosiones y los disparos resonaban este martes en Jartum.
Muchos sudaneses y extranjeros agotados llegaron a Port Sudan, el principal puerto marítimo del país, donde miles de personas ya llevaban días esperando a ser evacuados de un país que se hundía en el caos. Otros viajaban en camionetas y autobuses llenos para buscar cobijo en Egipto, el vecino norteño de Sudán.
“Buena parte de la capital se ha quedado vacía”, dijo Abdalla al-Fatih, residente en Jartum. “Todos (los vecinos) en nuestra calle huyeron de la guerra”.
Los combates, que ya iniciaron su tercera semana, han convertido a Jartum y la vecina ciudad de Omdurman en un campo de batalla. Se produjeron intensos enfrentamientos en vecindarios residenciales convertidos en “zonas fantasmas”, según los vecinos.
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Meses de tensiones acumuladas
El conflicto, que estalló tras meses de tensiones acumuladas, enfrenta al ejército, liderado por el general Abdel-Fattah Burhan, contra un grupo paramilitar rival llamado Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), que dirige el general Mohamed Hamdan Dagalo.
La familia de Al-Fatih logró salir de Jartum el fin de semana tras pasar las dos últimas semanas atrapados en el vecindario de Kafouri, muy afectado por los enfrentamientos desde el 15 de abril.
Llegaron el lunes a Port Sudan tras un duro viaje de 20 horas. Allí encontró a miles de personas, incluidas muchas mujeres y niños, acampados ante la zona del puerto. Muchos llevaban allí más de una semana, sin alimentos ni otros servicios, dijo.
Port Sudan se ha convertido en el centro de evacuación de ciudadanos extranjeros.
En los congestionados pasos fronterizos con Egipto, miles de familias esperaban durante días en autobuses o buscaban alojamiento temporal en la ciudad fronteriza de Wasi Halfa mientras completaban los trámites para entrar en Egipto.
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“Mujeres, niños y pacientes están varados en el desierto sin comida, sin agua”
Yusuf Abdel-Rahman, un estudiante universitario sudanés, llegó a Egipto con su familia por el paso de Ashkit el lunes por la noche. Pasaron la noche en un hostal en la ciudad sureña de Asuán y tenían previsto tomar un tren a El Cairo el martes, dijo.
La familia llegó primero al cruce de Arqin durante el fin de semana. Estaba abarrotado y no podía llegar a la zona de aduanas, de modo que decidir viajar hasta el paso de Ashkit cuando oyeron decir a la gente que sería más sencillo cruzar desde allí, explicado.
“Hay una situación caótica (en Arqin)”, dijo por teléfono. “Mujeres, niños y pacientes están varados en el desierto sin comida, sin agua”.
Abdel-Rahman habló de destrucción y saqueos generalizados, en especial en zonas acomodadas de la capital. Dijo que un vecino les había dicho por teléfono que hombres armados con uniformes de las FAR habían asaltado su casa en el barrio Amarat de Jartum el viernes, al día siguiente de que huyeran de la capital. Muchos sudaneses han acudido a medios sociales para denunciar que sus casas fueron asaltadas y saqueadas por hombres armados.
“Tenemos suerte” de no haber estado en casa cuando fue asaltada, dijo. “Podríamos haber acabado como cadáveres”.
La violencia ha desplazado al menos a 334 mil personas dentro de Sudán desde el 15 de abril, destacó Paul Dillon, vocero de la Organización Internacional para las Migraciones, en una conferencia de prensa el martes en Ginebra.
Decenas de miles de personas más huyeron a países vecinos como Egipto, Chad, Sudán del Sur, República Centroafricana y Etiopía, incluidos más de 100 mil refugiados, dijo Olga Sarrado, vocera de la agencia de refugiados de Naciones Unidas.
El Alto Comisionado para los Refugiados de Naciones Unidas, Filippo Grandi, advirtió que el número de personas que huyen del conflicto a países vecinos podría superar las 800 mil.
La lucha de poder ha descarrilado los esfuerzos de Sudán por reanudar su transición democrática, frustrada en octubre de 2021 cuando los generales entonces aliados, Burhan y Dagalo, derrocaron en un golpe a un gobierno de transición con apoyo occidental.
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