Miles de jóvenes indocumentados y defensores de los derechos de los inmigrantes se manifestaron ayer a las puertas del Capitolio para reclamar que el Congreso agilice la aprobación de una ley que proteja de la deportación a los dreamers o soñadores, amenazados de expulsión tras la decisión del presidente Donald Trump de acabar con el programa DACA que les ampara.

Los manifestantes entonaron los clásicos gritos de “Sí se puede”, “Sin papeles sin miedo”; y varias referencias a los congresistas, especialmente del bando republicano, exigiéndoles que “hagan su trabajo” y aprueben una Dream Act de inmediato y sin ligarla a ningún otro texto legislativo. Cerca de 200 fueron detenidos en las escaleras del Capitolio por desobediencia civil, entre ellos dos congresistas: los demócratas Luis Gutiérrez y Judy Chu.

Este fue el acto central de una semana clave para los activistas prodreamers, en la que las acciones para presionar en favor del pasaje urgente de la ley son constantes. La protesta En Washington no fue la única: hubo réplicas de la marcha en todo el país, mientras que en Los Ángeles un grupo de 13 jóvenes inició una huelga de hambre de tres días.

Hoy está previsto que decenas de niños visiten las oficinas de varios legisladores con cartas en las que piden la Dream Act, como si entregaran misivas con deseos a Santa Claus.

A la marcha de ayer se acercaron varios senadores demócratas, comprometidos con la lucha por los dreamers. Al menos seis de ellos han asegurado que están dispuestos a no votar en favor de una ley de gasto federal si no hay solución para los jóvenes indocumentados, lo que podría llevar al gobierno a quedarse sin fondos y tener que “cerrar”. El tema será evaluado hoy y el presidente Donald Trump dejó entrever que no va a ceder en su dureza migratoria, dando a entender que podría aceptar un cierre de gobierno. “Podría pasar”, dijo, culpando de ello a los demócratas que “quieren algo muy peligroso para nuestro país” en términos de inmigración.

Horas después, la Casa Blanca suavizó el comentario, tratando de evitar que los demócratas cancelaran de nuevo la reunión, como sucedió la semana pasada. “El presidente espera una discusión productiva”, señaló.

En tanto, el fiscal general de EU, Jeff Sessions, ordenó a todos los tribunales acelerar la resolución de los casos pendientes de indocumentados, señalando que tienen un atraso de unos 650 mil.

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