Miami.- La ola de migrantes que llegan a Estados Unidos tiene en alerta máxima a las autoridades estadounidenses, particularmente en el estado fronterizo de Texas, donde los cruces masivos han comenzado a multiplicarse sin que las autoridades en ambos lados de la frontera puedan detenerlos. ¿Qué hay detrás de esta crisis?
“Todos sabemos que las leyes de inmigración de Estados Unidos son completamente obsoletas; los congresistas lo saben también, pero no hacen nada” dice a EL UNIVERSAL Enrique Morones, fundador de Ángeles de la Frontera y actual Director de Gente Unida, desde California.
“Han sido intereses políticos los que han evitado que se lleve a cabo -la reforma migratoria- y ahora están las consecuencias; se les ha salido de las manos el problema por su ambición de usar el tema políticamente” asegura el líder hispano.
Los centros de detención están sobrepoblados, no hay personal suficiente para los registros de asilo ni para hacer las detenciones, la operación de transporte, alimentación y vigilancia es deficiente. “Es verdaderamente un caos también al interior de las dependencias gubernamentales involucradas”, comenta Morones.
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Las leyes de inmigración estadounidense y la infraestructura para recibir a los indocumentados “fueron diseñadas en una época donde la cantidad de migrantes detenidos anualmente no sumaba más de 500 mil”, explica el director de Gente Unida; “además, la gran mayoría eran mexicanos”. Eso significaba que Estados Unidos simplemente abría la puerta “y los regresaba a su país. Era una operación relativamente sencilla y barata”.
Hoy, las cosas son muy diferentes. De acuerdo con cifras de CBP, en el año fiscal 2022 (de octubre de 2021 a septiembre de 2022), más de 6 millones de indocumentados fueron detenidos; más de 5 millones y medio fueron deportados. La mayoría de Centroamérica, Venezuela, Haití, Cuba y México.
En la administración del presidente Joe Biden se creó la aplicación CBP One, a través de la cual los interesados en vivir en Estados Unidos se inscriben y hacen su solicitud de asilo; en teoría, sólo deberían viajar a Estados Unidos cuando son notificados que pueden hacerlo porque tienen una cita.
Sin embargo, muchos solicitan su cita cuando ya hicieron todo el recorrido y se encuentran en la frontera sur de Estados Unidos.
“No sé cómo funcione: yo me inscribí desde hace tres meses y aún no tengo respuesta; ni siquiera sé si saben que existo”, dice a este diario la colombiana Marilin Macias, quien junto con sus dos hijas espera, en la Ciudad de México, a que le digan que tiene una cita para poder trasladarse a la frontera norte mexicana. “Es muy desesperante y frustrante, la espera, sin dinero y con dos hijas que mantener y que no están yendo a la escuela”. Otros hacen su cita desde las ciudades fronterizas mexicanas del norte.
Aunque Estados Unidos anunció la apertura de oficinas en Colombia y Costa Rica para tramitar las solicitudes de asilo, y dijo que las habrá próximamente Guatemala y quizá en México para la recepción de personas y avanzar en cuanto a atención y entrevistas a posibles solicitantes autorizados, “todo se ha desbordado", declaró a The New York Times, Adrienne Watson, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional. “Va a llevar tiempo desarrollar un programa -de solicitudes vía digital- a la escala que queremos”.
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El tema migratorio siempre se ha usado con fines políticos. “Esta crisis migratoria es oro puro, políticamente hablando”, para muchos políticos, advierte el analista Pablo Salas.
“Hay políticos y votantes, especialmente republicanos, a los que, aunque puedan molestarles los migrantes, están contentos porque lo que ocurre en la frontera se puede convertir en votos de miles de votantes independientes aun indecisos”, subraya Salas. “Muchos quisieran ver en la Casa Blanca a [el expresidente Donald] Trump otra vez”.
Un ejemplo: la declaración de emergencia que lanzó el miércoles el alcalde demócrata Rolando Salinas, en Eagle Pass, Texas.
Salinas tomó la decisión después de que en menos de dos semanas llegaron a la ciudad 13 mil 700 migrantes, de acuerdo con reportes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus siglas en ingles).
La declaración de emergencia fue aprovechada por el gobernador Greg Abbott, para acusar a la administración Biden de inacción, atacar a los migrantes como invasores y enviar más tropa de la Guardia Nacional de Texas a la frontera para fortalecer el área de Eagle Pass, El Paso y Del Rio con personal y más alambre de púas. Eso le permite fortalecer su imagen ante una eventual candidatura presidencial para 2024.
En cambio, las soluciones de fondo: una reforma migratoria; instalaciones más adecuadas, entre otras medidas, no son cosas que se estén evaluando en Estados Unidos. Ni dejan réditos políticos, ni dejan bien parados a los líderes ante el electorado conservador.
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