Damasco.— El líder de los rebeldes sirios, el islamista Abu Mohamed al Golani, se reunió ayer con el exprimer ministro del país para coordinar el “traspaso de poder”, al día siguiente de la caída del gobierno de Bashar al-Assad tras una ofensiva relámpago. Mientras tanto, varios países europeos comenzaron a suspender los trámites de asilo de ciudadanos sirios, aun antes de saber qué pasará en la nación árabe.
Al-Assad huyó de Siria ante el avance fulgurante de una coalición de rebeldes liderados por la organización islamista Hayat Tahrir al Sham (Organismo de Liberación del Levante en árabe, o HTS), que tomó la capital Damasco el domingo y puso fin a más de cinco décadas de gobierno de la dinastía fundada por el padre de Bashar, Hafez al-Assad.
Al Golani, que usa ahora su verdadero nombre Ahmad al Shareh, se entrevistó con el exprimer ministro Mohamed al Jalali “para coordinar un traspaso del poder que garantice el suministro de los servicios” a la población, indicaron los rebeldes en un comunicado.
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El partido nacionalista Baaz, del presidente derrocado, subrayó que apoya la transición “para defender la unidad del país”.
Más temprano, la televisión siria informó que los rebeldes encargaron este lunes a Mohamed al Bashir, presidente del Gobierno de Salvación —la administración de facto en la provincia septentrional siria de Idlib controlada por HTS—, formar un gobierno para la transición.
Además de con Al Jalali, Al Golani se reunió con Al Bashir, con el objetivo de avanzar en el traspaso de poder y evitar que el país entre en un estado de “caos”.
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Además, los rebeldes anunciaron la apertura de un “centro de reconciliación” en la ciudad de Homs, a 160 kilómetros al norte de Damasco, para que antiguos miembros del régimen regularicen su situación. El centro estará operativo hasta el próximo sábado 14 de diciembre, y permitirá a los interesados “completar los procedimientos requeridos para obtener una tarjeta temporal que los certifique como parte del proceso de reconciliación”, según el comunicado de la Dirección de Operaciones Militares y difundido a través de la Agencia SANA, actualmente bajo control de la oposición.
El secretario estadounidense de Estado, Antony Blinken, dijo que su país tiene “un claro interés en hacer lo que podamos para evitar la fragmentación de Siria, la migración masiva desde Siria y, por supuesto, la exportación de terrorismo y extremismo de la región al mundo”. En ese sentido, indicó que Estados Unidos ha redoblado esfuerzos para evitar el resurgimiento del grupo terrorista Estado Islámico. El jefe de la diplomacia estadounidense agregó que su país quiere asegurarse de que las armas químicas que estaban en posesión del gobierno sirio “no caigan en manos equivocadas”.
La población de Siria —de diferentes etnias y religiones— se ve en un punto que podría desembocar en el caos o en la cohesión. Los musulmanes sunitas, los alauitas [que estaban con Al-Assad], los chiitas, los cristianos y los kurdos étnicos se han enfrentado a menudo unos contra otros, ya sea por el gobierno de Al-Assad o por la guerra civil que comenzó hace 14 años, por lo que la transición cobra un sentido de mayor urgencia.
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Austria, Alemania, Francia, Bélgica, Suecia, Dinamarca, Noruega, Suiza, Reino Unido, Países Bajos e Italia decidieron suspender las tramitaciones de asilo de los ciudadanos sirios. Austria afirmó que ya dio instrucciones para “preparar un programa ordenado de repatriación y deportación” al país de Medio Oriente, devastado por la guerra.
La llegada de migrantes se ha convertido en un asunto sensible en Europa. Sin embargo, el Alto comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) pidió “paciencia y vigilancia” respecto al regreso de los ciudadanos sirios a su país.
Tras el derrocamiento de Al-Assad, Israel aseguró que envió a su ejército a la zona desmilitarizada por razones de seguridad. Ayer reiteró que tomó la parte siria del Monte Hermón, dentro de la zona desmilitarizada.
El anuncio no cayó bien en la región. Arabia Saudita, Egipto, Irak y Qatar condenaron la presencia militar israelí en la antigua zona desmilitarizada entre Israel y Siria, al considerar que representa la “ocupación de territorios sirios” y una “violación flagrante” del acuerdo de separación de las tropas de ambos países, de 1974.