San José. – Con un salario individual que oscila en Venezuela entre 20 y 40 dólares si se le añaden bonos y ayudas extraordinarias, cada venezolano transita por una cuesta eterna para prevenir al coronavirus o, en caso de contagio, tratar de atacarlo y evitar un desenlace fatal.
Para cubrir el costo mensual por persona de las mascarillas se requieren de unos 10 dólares o del 25% al 50% del sueldo. Con ese rango, a una familia promedio—madre, padre y dos hijos—le significarían unos 40 dólares. El salario mínimo es de unos 2 dólares y medio por mes.
“Para la gente es prohibitivo comprar mascarillas y estárselas cambiando”, explicó la cirujana general y maestra venezolana Geraldyne Aular Franco, del norcentral estado venezolano de La Guaira.
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“Por eso la mayoría porta mascarillas caseras, inseguras y sin normas de bioseguridad. Las hace cada quien a cómo puede”, dijo la doctora a EL UNIVERSAL, al recordar que, aparte del gasto que demanda la pandemia, las familias también deben pensar en alimentarse y cubrir rubros como electricidad, agua, telefonía y transporte.
Un litro de alcohol gel cuesta unos dos dólares o del 10% al 5% del ingreso por persona y para el mismo núcleo familiar, dependiendo del uso, podría alcanzar para un máximo de 10 días. El alquiler de un concentrador de oxígeno puede costar de 200 dólares a 250 dólares por semana.
Al paciente que alquila el concentrador se le receta la inyección Remdesivir que solo se expende en farmacias privadas en Venezuela: cada ampolla se vende en unos 100 dólares, se aplican dos el primer día y una diaria en un tratamiento de 5 a 10 días o… al menos 700 dólares.
Otro recipiente de oxígeno es la bombona, que cuesta 80 dólares y dura ocho horas a su máxima capacidad. El antiviral oral Favipiravir vale hasta 90 dólares en el mercado libre y, cuando hay, unos 10 dólares en las farmacias estatales venezolanas. Una radiografía se cobra en Venezuela en 100 dólares.
La prueba para confirmar o descartar en Venezuela si hay contagio vale hasta 100 dólares. El trámite en el servicio gratuito estatal demora de dos a tres días y el resultado llegará dos semanas después, cuando al paciente ya se recuperó o se murió.
Hundida en un incesante empobrecimiento generalizado desde 2014, con medicinas, alimentos y bienes básicos en costo exorbitante o carencia, Venezuela sería el ejemplo extremo del golpe económico del Covid—19 en América Latina y el Caribe, que registró su primer caso el 25 de febrero de 2020 en Brasil.
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Una situación aguda se vivió en Ecuador en 2020 e inicios de 2021. Saturados los hospitales públicos, numerosos ecuatorianos debieron acudir a centros privados de salud, que les cobraron servicios por unos 50 mil dólares y exigieron el pago como requisito para entregarles los cadáveres de sus parientes.
Las mascarillas escasearon en 2020 en Ecuador, se encarecieron y por un cubrebocas quirúrgico se pagó un dólar, por lo que la población optó por elaborarlos de tela y sin bioseguridad. La situación se normalizó: un paquete de 50 mascarillas quirúrgicas vale dos dólares, mientras que el precio de las de mayor calidad es de un dólar por cuatro unidades.
Para una familia en Costa Rica de madre, padre y dos hijos, el gasto mensual en mascarillas y alcohol gel supera los 35 dólares, más del 6% del salario mínimo, y la prueba para verificar si porta el virus tiene un costo de unos 50 dólares en un centro privado.
Las mascarillas de categoría superior en Guatemala alcanzaron los 10 dólares por unidad en 2020, lo cual las convirtió en inaccesible para sectores mayoritarios en un país en el que el 60% de sus 18,2 millones de habitantes vive en la pobreza, mientras que hoy valen medio dólar. Una botella de alcohol cuesta actualmente unos tres dólares.
Los bolivianos, entre tanto, pagaron hasta 10 dólares por la mascarilla de mayor eficiencia en 2020 en Bolivia, con un salario mínimo al mes de unos 300 dólares. De requerirse mensualmente unas seis de esas piezas, el costo por 30 días sumó unos 60 dólares por persona y perjudicó los ingresos de una familia de cuatro miembros.
Un tapaboca básico vale ahora unos 30 centavos de dólar y el de máxima calidad hasta dos dólares en Bolivia, donde un cuarto de litro de alcohol se vende en dos dólares.
Con una oferta variada y en un país en el que, en 2020, hubo excesos en los cobros ante el pánico, en Chile se pagan unos 15 dólares por una caja de 100 mascarillas de máxima certificación o unos 11 dólares por igual cantidad y de menos calidad. Por un litro de alcohol gel se cobran unos cuatro dólares, pero por la especulación en 2020 alcanzó casi 7 dólares y 50 céntimos y las mascarillas superaron los 10 dólares por unidad.
En uno endémico desabasto generalizado, los cubanos pagan unos dos dólares en los minúsculos negocios privados por mascarillas de tela, sin reglas sanitarias. Las que tienen protocolos biomédicos escasean en el comercio estatal.
Un frasco de 59 mililitros de gel para manos vale más de dólares en Cuba o casi 3% del salario mínimo.
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