Washington.— “¿Cómo se atreven?”. Greta Thunberg, la adolescente sueca que ha revolucionado la lucha contra la crisis climática con grandes movilizaciones, abroncó a los líderes mundiales con lágrimas de ira en los ojos por la inacción contra el calentamiento global, un tema que llevó ya al terreno legal.

Fueron cuatro minutos y medio de desafío a jefes de Estado, líderes empresariales y poderes fácticos en general en la inauguración de la Cumbre del Clima organizada por las Naciones Unidas como previa al inicio de la Asamblea General.

“Ustedes se han robado mis sueños y mi infancia con palabras vacías”... “Todo está mal. Yo no debería estar aquí. Debería estar en la escuela, al otro lado del océano, pero ustedes acuden a nosotros por la esperanza. ¿Cómo se atreven?”, cuestionó durante su participación. “Estamos al inicio de una extinción masiva. Y todo de lo que ustedes pueden hablar es de dinero y cuentos de hadas sobre crecimiento económico eterno. ¿Cómo se atreven?”.

Cada frase de Thunberg levantaba aplausos entre sus seguidores; los líderes mundiales se debatían entre reconocer el liderazgo indiscutible de la joven sueca con la vergüenza de ser recriminados en la ONU.

Las movilizaciones juveniles encabezadas por Thunberg ya son millonarias y planetarias, con una fuerza que ha convertido el movimiento en un desafío real. “Estamos entendiendo su traición (…) Si nos fallan, no los perdonaremos jamás”, advirtió, dejando claro que el límite de la inacción se establecía a partir de ya y que “los ojos de las próximas generaciones” los vigilan.

La activista de 16 años no se conformó con exigir acciones. Junto con otros 15 menores (de entre ocho y 17 años), anunciaron una denuncia ante el Comité de Derechos del Niño de Naciones Unidas por la inacción de cinco países —Francia, Alemania, Argentina, Brasil y Turquía— frente al cambio climático, que consideran una violación de la Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño. El comité debe investigar las presuntas violaciones y luego hacer recomendaciones a los Estados para detenerlas.

António Guterres, secretario general de la ONU, recalcó en su discurso que la cumbre del clima no era “para hablar. Ya hemos hablado suficiente. No es para negociar. No negociamos con la naturaleza. Es una cumbre climática de acciones”, remarcó, tras señalar que la “emergencia climática es una carrera que estamos perdiendo”.

Guterres está encantado con los jóvenes activistas ambientales, a quienes puso de ejemplo como “portadores de soluciones, demandantes de acción urgente”. Por eso les da voz cada vez que puede y por eso no invitó a participar a la cumbre a aquellos que no hacen nada por cambiar el rumbo. “El boleto para entrar en esta cumbre no es un discurso bonito: son acciones concretas”, recordó Guterres.

Los científicos creen que el alza de la temperatura debe ser limitada a 1.5ºC en relación al siglo XIX para prevenir una catástrofe climática.

A la Casa Blanca de Donald Trump, en políticas ambientales, le faltan las dos cosas, por eso nadie de su gobierno participó activamente.

Sin embargo, y para sorpresa de todos, el presidente apareció momentáneamente por el lugar de la cumbre. Sólo estuvo 10 minutos, suficientes para escuchar al primer ministro indio, Narendra Modi, y la canciller alemana, Angela Merkel. Después se fue como si nada hacia una cumbre sobre libertad religiosa.

De la Cumbre del Clima salieron noticias positivas para los luchadores ambientalistas. El gobierno ruso anunció que ratificaba los Acuerdos de París; 77 países, encabezados por varios europeos (más 10 regiones y 10 ciudades), prometieron emisiones cero de carbono para el año 2050. “El mundo se está despertando. Un cambio está llegando, les guste o no”, resumió Thunberg.

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