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“Si me matan, no se rindan”: Navalny

De 47 años, era un bloguero y activista que combatió la corrupción de la élite rusa

Esta fotografía publicada el 23 de septiembre de 2020 en la cuenta de Instagram de @navalny muestra al líder de la oposición rusa Alexéi Navalny sentado en un banco en Berlín. Foto: AFP
17/02/2024 |05:35
Ángel Santamaría
Coeditor de la sección MundoVer perfil

“Si me matan, no se rindan”, declaró Alexéi Navalny en un documental. El líder opositor ruso, que denunció la corrupción y el abuso de poder de la élite rusa y del mandatario ruso, Vladimir Putin, sobrevivió a un intento de envenenamiento en 2020, pero falleció ayer en la cárcel en el ártico a la que fue trasladado a fines de 2023.

Navalny, de 47 años, era un bloguero y activista que combatió la corrupción, por ejemplo, reveló en un videorreportaje, titulado El Palacio de Putin, la construcción de un palacio a escala de Versalles a orillas del mar Negro. Dijo que fue construido para Putin a través de una red opaca de financiación oculta. Navalny acusó a Putin de “chuparle la sangre a Rusia” a través de un “Estado feudal”.

En 2011 lideró las protestas contra el Kremlin y en 2013 se postuló para alcalde de Moscú y quedó en segundo lugar. Para 2018 había creado una red de oficinas en Rusia y había organizado protestas. Ese año su candidatura fue vetada después de que un tribunal ruso le condenara por malversar fondos. El mes que viene, Putin no se enfrentará ninguna oposición real.

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El líder opositor —que también fue criticado por algunos por posturas ultranacionalistas— en 2020 fue envenenado con el agente químico Novichok, al final de un viaje a Siberia; logró sobrevivir. Se recuperó en Alemania, donde se asoció con el grupo Bellingcat para descubrir pruebas que vincularan al Servicio Federal de Seguridad, o FSB, con el ataque. Al hacerse pasar por un superior de la agencia, un oficial reveló una operación que estaba prevista para matarlo al aplicarle Novichok en su ropa interior. Navalny llegó a referirse al mandatario de Rusia como “el envenenador de calzones”.

Navalny regresó en 2021, fue arrestado y condenado. Pesaban sobre él penas por extremismo y desvío de fondos por sus organizaciones, entre otros casos que varios grupos dijeron que fueron armados por el Kremlin. En las prisiones lo castigaron con el régimen de aislamiento. Cuando le preguntaban por qué volvió decía: “No quiero renunciar ni a mi país ni a mis creencias. Y no puedo traicionar ni al primero ni al segundo. Si tus creencias valen algo, debes estar dispuesto a defenderlas.  Y si es necesario, haz algunos sacrificios”. Ayer hizo el último y el más grande.

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