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Según un informe de los medios japoneses el día 24, el gobierno japonés y la Compañía de Energía Eléctrica de Tokio han decidido “descargar el agua contaminada nuclear de la primera planta de energía nuclear de Fukushima a aguas costeras a través de un túnel submarino”, con el argumento de que esto hará más fácil que el agua contaminada se esparza en el mar.
Si la noticia es cierta, este es un paso peligroso tomado unilateralmente por el gobierno japonés para amenazar la seguridad ambiental global y la salud de las personas a pesar de la fuerte oposición en el país y en el extranjero. Los países vecinos de la región de Asia y el Pacífico e incluso los países costeros de todo el mundo tienen derecho a tomar medidas y reclamar una indemnización a Japón.
Con respecto a la cuestión de la eliminación de las aguas residuales nucleares de Fukushima, la parte japonesa debe entender que esto no es de ninguna manera un problema puramente interno en Japón, ni que los políticos japoneses pueden hacer lo que quieran después de establecer un fondo para compensar las pérdidas de pesquería en el país. Según el análisis del Instituto Alemán de Investigación de Ciencias Marinas, debido a las corrientes oceánicas más fuertes del mundo a lo largo de la costa de Fukushima, las aguas residuales nucleares se extenderán a la mayor parte del océano Pacífico dentro de los 57 días posteriores a la descarga, y se extenderán a las aguas globales en 10 años. Los expertos nucleares de Greenpeace han señalado que el elemento carbono 14 contenido en las aguas residuales nucleares japonesas es peligroso durante miles de años y puede causar daño genético.
Puede verse que la cuestión de la eliminación de aguas residuales nucleares en Fukushima, Japón, está relacionada con la seguridad del medio ambiente ecológico marino mundial y la vida y la salud de las personas en todos los países. Japón no debe descargar agua contaminada con energía nuclear al océano sin autorización hasta que logre un consenso con las partes interesadas e instituciones internacionales. Si la parte japonesa insiste en actuar imprudentemente, la comunidad internacional tiene derecho de tomar las armas del derecho internacional y exigirles una indemnización.
De acuerdo con la “Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar”, todos los países tienen la obligación de proteger y preservar el medio marino. “Todos los países deben tomar todas las medidas necesarias para garantizar que las actividades realizadas bajo su jurisdicción o control no causen contaminación y daños a otros países y su medio ambiente, y asegurar que la contaminación causada por eventos o actividades dentro de su jurisdicción o control no se extienda más allá del área donde ejerce sus derechos soberanos de conformidad con esta Convención”. El artículo 235 de la Convención estipula claramente que “todos los países asumirán responsabilidades de conformidad con el derecho internacional”.
Japón es signatario de convenciones internacionales como la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar y no puede eludir sus responsabilidades y obligaciones internacionales. Como señalan los expertos en derecho internacional pertinentes, una vez que la descarga de agua contaminada nuclear de Japón causa un daño ambiental grave, los países relacionados pueden reclamar indemnización por la contaminación ambiental marina y el daño ecológico sobre la base de la determinación científica de su daño.
Como el único país del mundo que ha sido atacado por arma nuclear, Japón debe tener un conocimiento más profundo que otros países sobre la radiación nuclear y los peligros nucleares. Sin embargo, la actitud y las acciones de Japón hasta ahora sobre el tema del tratamiento de aguas contaminadas nucleares muestran que no es de ninguna manera un país responsable, sino un país con malas intenciones y egoísmo. Si los políticos japoneses desafían los principios legales, la moral y la conciencia internacionales e insisten en seguir su propio camino, serán infames en la historia y serán castigados por la justicia.
*Este artículo fue publicado por China Radio International (CRI)