Sergio Tomás Massa, candidato de la coalición gobernante Unión por la Patria, podría ser descrito como un hombre camaleónico.
Abogado de profesión por la Universidad de Belgrano, de 51 años, se ha acercado al o alejado del kirchnerismo dependiendo de la marea.
Hoy, navega a su lado, manejando nada más y nada menos que el barco económico, cada vez más pesado por la inflación. Cercano al peronismo desde su juventud, Massa, hijo de inmigrantes italianos, decidió no escuchar los consejos de su abuelo quien, viendo el interés que la política desataba en su nieto, le advertía: “No te metas en la política, la política es porca”.
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Massa, a quien la mayoría de las encuestas ubica en segundo lugar, de cara a las elecciones de este domingo, en donde se enfrenta al ultraderechista Javier Milei, alega, retomando una frase muy del futbol que tanto ama, que “lo dejará todo en el campo”.
Así lo ha hecho, más que por una camiseta, por escalar puestos en la política, donde comenzó desde la década de los 90. Con sólo 27 años, se convertía en diputado provincial por el Partido Justicialista.
De encabezar la Administración Nacional de Seguridad Social (Anses), entre 2002 y 2007, pasó a ser intendente de la ciudad provincial de Tigre.
Se quedó ahí hasta 2013, aunque tuvo que pedir licencia para convertirse, entre 2008 y 2009, en el jefe de gabinete de la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Conocido por haber sido asesor del cantante Palito Ortega cuando éste incursionó en la política, Massa, casado con la politóloga Malena Galmarini y padre dos hijos, rompió con el kirchnerismo en 2013. “Nada de Cristina eterna”, decía entonces. “Si vuelve a aparecer, vamos a frenarla”, afirmó todavía en 2017.
Pero Cristina reapareció y él terminó reconciliándose con el partido y aceptando el tigre de la rifa: asumir, en 2022, el Ministerio de Economía, en un país con una inflación galopante.
Es ese uno de sus talones de Aquiles. Reconocido en el pasado por sus políticas económica, el fan del club de futbol Tigre es asociado por los argentinos con la mala situación del país (la inflación de 2022 fue de 94.8%), aunque asumió la cartera cuando ya la cosa ardía.
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Es parte de la “casta” a la que rechazan justamente figuras como Milei y los argentinos hartos del establishment y ese es su principal desafío con miras a la Casa Rosada.
Sin embargo, Massa, quien ya contendió por la presidencia en 2015, defiende lo que llama la “ancha avenida del medio”, un concepto que honra sus atributos camaleónicos: se puede, alega, lograr mayoría amplia para gobernar Argentina, aun con ideologías distintas, siempre y cuando, declara, el corazón sea “peronista”.
Massa, quien se ha mostrado como un político “difícil de sacar de sus casillas”, ha remarcado las consecuencias que las políticas “novatas” de Milei podrían traer a Argentina, y su discurso ha rendido sus frutos. Tanto, que en el último tramo de la campaña ha logrado acercarse al “libertario”. ¿Será suficiente? Está por verse.