Más Información
Luigi Mangione se declara inocente por asesinato del CEO de United Healthcare; abogada acusa “teorías jurídicas contradictorias”
Trump declarará a cárteles como organizaciones terroristas; "fui muy duro con México, hablé con la nueva presidenta"
Sheinbaum responde a Trump sobre declarar a cárteles como organizaciones terroristas; rechaza injerencia extranjera
Dictan 600 años de prisión a "El Negro" Radilla y "El Cone"; responsables de secuestrar al hijo de Javier Sicilia
Familias de desaparecidos en Mazatlán irrumpen en evento de Sheinbaum; mandataria promete atender peticiones
Operativo Enjambre: Detienen a 15 personas por obstruir captura del presidente municipal prófugo de Santo Tomás de los Plátanos
Perseguido y asediado por las acusaciones de acoso sexual, el senador demócrata Al Franken anunció ayer que en las “próximas semanas” dejará su puesto en la Cámara Alta, convirtiéndose en la figura política de más rango en Estados Unidos en caer víctima de la oleada de denuncias de abusos.
Franken, ex actor pasado al activismo y la política, cedió a la presión de su propio partido para limpiar la imagen de tolerancia cero con los acosadores. El miércoles, la denuncia por beso forzado de una ex trabajadora del Congreso —la octava supuesta víctima de los forcejeos y tocamientos del senador— colmó el vaso de los demócratas y significó el inicio del fin.
A pesar de que en su momento pidió perdón por el primer caso, a medida que iban apareciendo nuevos los negaba o aseguraba no recordar los hechos de la misma manera. Ayer, en su despedida, insistió en su disputa de las acusaciones. “Creo que se ha dado a la gente una falsa impresión que estuviera admitiendo hacer cosas que, de hecho, no he hecho. Algunos de los alegatos contra mí simplemente no son ciertos. Otros, los recuerdo de un modo muy diferente”, se excusó.
Directo como siempre, aunque evitando citar por nombre, Franken dejó constancia de la “ironía” que supone que él tenga que abandonar el servicio público mientras otras figuras, como el propio presidente Donald Trump, continúan indemnes. “Yo, como todos, soy consciente de que hay cierta ironía en el hecho de que me esté yendo mientras un hombre que ha alardeado en una grabación sobre su historia de asalto sexual está sentado en el Despacho Oval”, dijo.
La Casa Blanca insistió en quitar importancia a las denuncias contra el presidente, alegando que “ya se respondió durante la campaña” y que la gente, al elegirlo, “también respondió a ello”. Durante las elecciones, al menos 16 mujeres denunciaron acoso sexual por parte del magnate.
La portavoz Sarah Sanders se puso como ejemplo del buen trato de Trump hacia las mujeres, aunque ignoró preguntas sobre si el presidente tiene la moralidad suficiente para tratar temas de acoso y abuso sexual dado su historial y su apoyo al candidato republicano al Senado por Alabama, Roy Moore, también acusado de acoso.