El Senado de Estados Unidos aprobó ayer un presupuesto de 4 billones de dólares para el año fiscal 2018, una medida que anticipa la ansiada reforma fiscal que promueve el presidente, Donald Trump. Con 51 votos a favor y 49 en contra, los republicanos lograron su aprobación en la Cámara Alta, pese a la oposición del senador ultraconservador Rand Paul, quien criticó un gasto demasiado elevado en las cuentas.

Junto al presupuesto, los republicanos avalaron enmiendas que permitirán conciliar su propuesta con la aprobada en la Cámara Baja, que incluía 622 mil millones de dólares para Defensa.

También aprobaron otra enmienda que permitirá pasar la futura reforma fiscal con una mayoría simple de 51 votos, en lugar de los habituales 60 requeridos. Eso ayudará a los republicanos, con una estrecha mayoría de 52 escaños en el Senado, a sortear la oposición demócrata para sacar adelante su plan impositivo, aunque tampoco está garantizado que lo logren como se demostró en sus esfuerzos fallidos por derogar la ley de salud.

Trump “aplaudió” la aprobación del presupuesto y se mostró deseoso de promulgarlo. “Esto ahora permite el avance a los recortes de impuestos [y reforma] a gran escala, ¡serán los más grandes en la historia de nuestro país!”, agregó.

Algunos senadores opinaban que el voto sobre el presupuesto era meramente un vehículo para impulsar la reforma tributaria, dado que el año fiscal 2018 comenzó hace 19 días y el Congreso aprobó a finales de septiembre una medida presupuestaria para mantener el gobierno financiado hasta el 8 de diciembre. El senador demócrata Ron Wyden, por ejemplo, dijo que las cuentas aprobadas son una “fantasía de derechas que allana el camino para un proceso hiperpartidista sobre la reforma fiscal” para beneficiar a los ricos y las corporaciones.

No obstante, el líder republicano en la Cámara Alta, Mitch McConell, defendió que la reforma fiscal tiene como único objetivo que el país “vuelva a crecer”.

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