KIEV, Ucrania.- La seguridad en la central nuclear ucraniana de Zaporiyia sigue siendo frágil ante los preocupantes recortes de personal aplicados por las autoridades rusas que ocupan las instalaciones, que es una de las 10 plantas más grandes del mundo, dijo el responsable de la agencia nuclear de Naciones Unidas este martes.
El director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica, Rafael Grossi, que está en Kiev, dijo a The Associated Press que su próxima visita a la planta en vísperas del segundo aniversario de la guerra buscará evaluar el impacto de las recientes reducciones de personal luego de que Rusia negó el acceso a los trabajadores de la empresa ucraniana Energoatom.
“Esta enorme central solía tener alrededor de 12 mil empleados. Ahora, se han reducido a entre 2 mil y 3 mil, lo que supone una reducción bastante drástica en el número de personas que trabajan allí", añadió Grossi. “Para operar estas instalaciones grandes tan sofisticadas se necesita un cierto número de personas que desempeñen diferentes funciones específicas”.
“Por el momento la situación es estable, pero es un equilibrio muy, muy delicado”, apuntó. “Por eso necesito ver por mí mismo cuál es la situación, cuáles son las perspectivas en términos de personal, a medio y también a largo plazo”.
El OIEA ha expresado en repetidas ocasiones su alarma por la infraestructura ante el temor a una posible catástrofe nuclear. La planta se ha visto atrapada en el fuego cruzado desde que Rusia lanzó su invasión a gran escala de Ucrania el 24 de febrero de 2022, y tomó la planta poco después.
Sus seis reactores llevan meses apagados, pero sigue necesitando electricidad y personal cualificado para hacer funcionar los cruciales sistemas de refrigeración y otras medidas de seguridad.
Rossi dijo que comprobaría también la estabilidad del sistema de refrigeración de la central tras el derrumbe de la represa de Kajovka durante el verano y la presencia de minas dentro y alrededor de la planta.
La planta sufrió un nuevo apagón el mes pasado, lo que pone de manifiesto la continua preocupación por la seguridad nacional mientras las batallas arrecian en sus inmediaciones.
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Piden atención constante en la planta nuclear de Zaporiyia
“Todo esto nos indica que la situación en Zaporiyia continúa siendo frágil y requiere una atención constante”, afirmó Grossi.
Preocupa especialmente la decisión de Rusia de bloquear el acceso del personal ucraniano contratado por el operador nacional de Kiev que se negó a firmar contratos con el operador ruso.
El personal que trabaja en la planta son ahora exempleados de Energoatom que adoptaron la nacionalidad rusa y firmaron nuevos contratos con el operador ruso de la planta.
Los motivos para la reducción de personal varían. Algunos trabajadores huyeron, muchos no querían seguir en territorio ocupado y los que decidieron quedarse no querían trabajar para Rusia.
“Algunos continúan trabajando, y mis homólogos rusos me dicen que están contratando cada vez a más gente. Así que es algo que tenemos que comprobar”, apuntó Grossi.
Los seis reactores de la central llevan casi 18 meses parados y no producen electricidad, pero aún tienen grandes cantidades de combustible nuclear que tiene que estar refrigerado. El derrumbe de la presa el pasado junio puso en peligro el acceso el embalse donde se extraía el agua para la refrigeración. Para compensarlo, se excavaron pozos. “Ahora queremos ver cómo ha evolucionado esto”, indicó Grossi.
Grossi se reunirá con funcionarios ucranianos antes de visitar la central y después viajará a Moscú para hacer lo propio con las autoridades rusas.
El acceso que los expertos de OIEA que están allí de forma permanente en la central es limitado, y las autoridades rusas niegan las peticiones de acceso a determinadas partes.
Grossi confirmó que su equipo ha visto algunas minas antipersona en algunas zonas de la central, otro motivo de preocupación que necesita ratificar de primera mano, y agregó que los dispositivos parecen estar entre dos cercas perimetrales.
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