Más Información
Denuncian agresión de presuntos militares contra trabajadores en Tamaulipas; una de las víctimas falleció, tenía huellas de tortura
Diputados avalan súper secretaría de García Harfuch; SSPC investigará delitos y coordinará inteligencia a nivel nacional
Elección judicial: Aspirantes a cargos comparten carta de motivos y hasta currículum; “Justicia no debe ser inaccesible”, afirman
Yasmín Esquivel defiende la reforma judicial en Con los de Casa; alejado de la realidad pensar que es una venganza política, afirma
México hablará con Trump sobre el T-MEC en febrero; no es obligación del país tener órganos autónomos, afirma Ebrard
Con prórroga o sin ella, elección judicial va, asegura Taddei; afirma que presupuesto de 13 mmdp no es ninguna “ocurrencia”
Así fingió “El Guacho” su muerte para vivir en Estados Unidos; su esposa es hija de “El Mencho”, líder del CJNG
El secuestro masivo de más de 200 niñas nigerianas de Chibok, el mayor golpe público del grupo yihadista Boko Haram, fue el resultado accidental de un robo fallido, dijeron las estudiantes que pasaron tres años en una brutal cautividad.
Las niñas de Chibok revelaron este hecho en los diarios secretos que escribieron mientras estaban prisioneras, de los cuales Thomson Reuters Foundation obtuvo en exclusiva una copia. Al recordar la noche de su secuestro en abril de 2014, Naomi Adamu describió en sus diarios que Boko Haram no había ido a la escuela secundaria de Chibok para raptar a las chicas, sino para robar maquinaria para la construcción.
Sin embargo, al verse incapaces de encontrar lo que estaban buscando, los militantes del grupo no supieron qué hacer con las estudiantes, lo que pronto generó discusiones entre ellos. “Un chico dijo que nos deberían quemar a todas, y ellos [algunos de los otros guerrilleros] dijeron: ‘No, llevémoslas a Sambisa [la base de Boko Haram en el bosque]... Si las llevamos a Shekau [el líder del grupo], él sabrá qué hacer’”, escribió Adamu.
Ella es una de las 220 que fueron secuestradas de su escuela en la ciudad del noreste nigeriano de Chibok una noche de abril de 2014, un asalto que alcanzó relevancia internacional y que provocó una campaña en las redes sociales con la etiqueta #bringbackourgirls (#devolvedanuestrasniñas). Liderado por la ex primera dama de Estados Unidos Michelle Obama —junto a muchas otras caras conocidas—, el movimiento alcanzó relevancia internacional y ayudó a que el gobierno nigeriano negociase la liberación de las niñas.
Adamu estaba entre esas 82 niñas de Chibok liberadas por Boko Haram en mayo; otras 21 fueron puestas en libertad en octubre. Actualmente, permanecen en un lugar secreto en Abuya en lo que el gobierno llama un “proceso de recuperación”.
Otras han escapado o han sido rescatadas, pero se cree que unas 113 de ellas siguen en poder del grupo.
La autenticidad de los diarios, escritos por Adamu y su amiga Sarah Samuel, no ha podido ser verificada, así como tampoco si el gobierno está en negociaciones con Boko Haram para la liberación del resto de las chicas.
Los diarios arrojan luz no sólo sobre los horrores que sufrieron las niñas siendo cautivas de Boko Haram, sino también sobre sus actos de resistencia y su firme creencia de que un día volverían a casa.
Las niñas dijeron que comenzaron a documentar su calvario unos meses después del secuestro, cuando Boko Haram les dio libros de ejercicios para usar en las lecciones del Corán. Para ocultar los diarios de sus captores, los enterraban o los llevaban en su ropa interior. Tres de las otras chicas de Chibok también contribuyeron a las crónicas sin fecha, que fueron escritas principalmente en inglés, con algunas partes garabateadas en hausa.