El escándalo de los viajes oficiales de miembros del gobierno de Estados Unidos en aviones privados financiados con dinero público se cobró su primera víctima. Tom Price, hasta ahora secretario de Salud, terminó acorralado por haber malbaratado más de 400 mil dólares en esos vuelos y presentó ayer su renuncia, que fue aceptada de inmediato por el presidente Donald Trump.
“Para que puedas seguir adelante sin mayor perturbación, ofrezco oficialmente mi renuncia como secretario de Salud y Servicios Humanos”, resumió en una escueta carta Price, convirtiéndose en la enésima salida de la joven administración Trump y la primera dimisión en el gabinete. Llevaba tiempo en la cuerda floja, especialmente señalado por la incapacidad de conseguir que el Congreso aprobara la prometida reforma sanitaria que fulminara la promulgada por la anterior administración, conocida como Obamacare. Trump ya había amenazado con despedirlo por esos fracasos, y el escándalo por los vuelos chárter con dinero público lo sentenció. De nada sirvió que se disculpara ni que emitiera un cheque de reembolso por 51 mil 887 dólares que según él representaban el costo de su pasaje, de los más de 400 mil dólares gastados.
El escándalo ya afecta a cinco altos rangos del gobierno de Trump: Price, Ryan Zinke (Interior), Steve Mnuchin (Tesoro), Scott Pruitt (Agencia de Protección Ambiental) y David Shulkin (Asuntos de Veteranos). Los cuatro han descartado cualquier mal uso de fondos. Zinke, de quien The Washington Post dijo que gastó más de 12 mil dólares en un viaje en jet privado que en aerolínea comercial no cuesta más de 300 dólares, calificó las informaciones de “basura”.