Reno/Las Vegas.— La aplastante victoria del candidato progresista Bernie Sanders en los caucus celebrados el sábado en Nevada, Estados Unidos, no sólo ha reforzado su liderazgo en la carrera por la candidatura demócrata para las elecciones presidenciales de noviembre, sino que además lo convierte en un aspirante transversal, atractivo para todos los grupos de votantes.

Es habitual leer en la prensa estadounidense que el presidente Donald Trump lleva en campaña desde el mismo día en que juró el cargo en enero de 2017, pero Sanders también lleva cuatro años preparándose y, por lo visto hasta ahora, con éxito, puesto que ha sido capaz de penetrar en bolsas de votantes que en el pasado se le resistieron como las minorías e incluso los moderados.

Con 60% del voto escrutado en Nevada, el senador independiente por Vermont tiene 46% de los apoyos a una distancia considerable del segundo y antaño favorito, el exvicepresidente Joe Biden (19.6%), y del tercero, el exalcalde de South Bend, Indiana, Pete Buttigieg (15.3 %).

Ante los resultados poco alentadores, por la mañana Biden aseguró que tiene confianza en que las primarias de Carolina del Sur le darán la victoria y continuará en la búsqueda de la candidatura a la presidencia por parte los demócratas.

Declaró que se siente seguro gracias a las comunidades afroamericanas, en las que ha centrado gran parte de su campaña, para encabezar esta primaria que ocurrirá el 29 de febrero, en una entrevista en CBS del programa Face The Nation.

Buttigieg, por su parte, denunció posibles irregularidades en el caucus de Nevada, a través de una carta al Partido Demócrata.

En la carta, el equipo de campaña notifica que las estadísticas de los precintos realizadas con proyecciones al momento y las de las campañas, no concuerdan con los resultados emitidos como oficiales, informó CNN, que tuvo acceso a dicha misiva.

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