San José.— El primer aniversario del economista colombiano como primer presidente izquierdista de Colombia quedó ensombrecido por un escándalo de blanqueo de activos y enriquecimiento ilícito en el seno de la familia Petro.

Nicolás Petro Burgos, hijo del gobernante, confesó esta semana que en 2022 infiltró dinero del narcotráfico en la contienda electoral que llevó a su padre a la presidencia de la cuarta principal economía de América Latina y el Caribe.

La confirmación del secreto electoral ilícito en los comicios de 2022 que, en dos rondas (mayo y junio), encumbraron a Petro a la presidencia a iniciar su cuatrienio el 7 de agosto de ese año, agravó la crisis de corrupción política en Colombia.

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El tránsito de Petro a la historia de Colombia podría mancharse igual que el de otros políticos de la derecha colombiana que le precedieron en la Presidencia y a los que siempre, como opositor, fustigó intensamente en un ataque sin cuartel desde la izquierda contra la corrupción: el beneficio del dinero del narcotráfico en el país que es el mayor productor mundial de cocaína.

La rueda de la historia alcanzó a Petro y exhibió el profundo poder de alianzas del narcotráfico en América Latina y el Caribe y sin importar ideologías, por lo que en Colombia penetraron— con nexos en secreto o lazos en público— a las guerrillas comunistas, a los paramilitares derechistas y a los partidos de izquierda, centro y derecha, en una expansión nacional, departamental (estatal) y municipal.

“Todos los actos del presidente Petro de hoy, increíblemente, son los que en toda su vida política criticó. La confesión del hijo [Nicolás Petro Burgos] del presidente Petro es gravísima”, aseguró el senador colombiano David Luna, del opositor y centroderechista Partido Cambio Radical.

“Queda claro que se incumplieron las normas electorales que establece el ordenamiento jurídico colombiano. Peor aún: queda claro, según dicha confesión, que recibió recursos producto seguramente del narcotráfico. Eso genera una desconfianza enorme en el gobierno y en las instituciones”, dijo Luna a EL UNIVERSAL.

“[Petro está] repitiendo la historia del presidente [colombiano Ernesto] Samper, motivo por el cual el llamado es a que el país no se congele en el tiempo, no retroceda, pueda seguir avanzando mientras que, con carácter urgente, la justicia adelanta las investigaciones y llega a las conclusiones”, subrayó.

La polémica remitió a la campaña de 1994 que ganó Samper ante acusaciones de que recibió dinero del ya desaparecido Cártel de Cali, uno de los más fuertes de Colombia en los últimos 30 años del siglo XX.

Samper gobernó de 1994 a 1996 bajo un huracán que salpicó a la clase política colombiana, aunque el Congreso de Colombia archivó su proceso y el político quedó “ni culpable ni inocente”.

Petro hijo admitió ante la Fiscalía General de Colombia que infiltró dinero ilegal al partido de su padre, el entonces opositor Pacto Histórico, para financiar la campaña: 153 mil dólares del narcotraficante colombiano Samuel Santander, alias El Hombre Marlboro, y 51 mil dólares del cuestionado empresario colombiano Alfonso Hilsaca.

La Fiscalía arrestó el sábado anterior a Petro hijo por lavado de dinero y enriquecimiento ilícito. Petro hijo se dejó una parte de los dólares para gastos multimillonarios personales.

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Alud político

La tormenta en los Petro se sumó a otras del núcleo íntimo del mandatario que también involucraron dineros ilícitos en la lucha electoral: el huracán surgió en su propio clan.

Tras ratificar su inocencia, el gobernante adujo anteayer que nunca supo del ingreso de dinero sucio a las finanzas electorales y, en un intento por contener los pedidos de que dimita, recordó que el mandato que le otorgaron los colombianos en las urnas vencerá en agosto de 2026.

El impacto por la corrupción con su hijo —y su exnuera, su hermano, su exjefa de gabinete o su exembajador en Venezuela— opacó otras gestiones de Petro.

Luego de que, en 2016, el gobierno colombiano pactó la paz con la insurgencia comunista de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FACR), para finalizar una guerra que llegó a 52 años, Petro rescató en 2022 el diálogo de pacificación con la guerrilla comunista del Ejército de Liberación Nacional (ELN), estancado desde 2019.

La guerra con el ELN cumplirá 60 años en 2024. La violencia se desbordó por décadas a otras organizaciones armadas irregulares, por lo que Petro avanzó en 2023 con pláticas.

“Ese es uno de los grandes proyectos que esperamos prosperen en el gobierno de Petro y ya hay avances y diálogos”, aseguró el abogado colombiano Reynaldo Villalba, vicepresidente de la (no estatal) Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH), de París.

“En este primer año se han logrado muy importantes avances en justicia social que no lograron los gobiernos anteriores en sus periodos completos”, aseveró Villalba a este diario.

Por las frecuentes salidas en su equipo de ministros de otros partidos, Petro sepultó alianzas políticas con las que llegó al Palacio de Nariño, sede de la Presidencia.

“Muchas actuaciones ministeriales han sido centradas en la improvisación y la inexperiencia, y no hay una cartera en la que se pueda destacar una seguidilla de logros”, adujo el politólogo y consultor político colombiano Leonardo García, de Speak Consultoría de Reputación, firma privada de Bogotá.

“El primer año está marcado por la frustración. Un inédito gobierno de izquierda en la historia republicana de Colombia cumple años con una sensación emocional de malogro y adversidad”, describió García a este periódico.

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Al calificar de “admirable” como Petro identifica las dificultades de “una mayoría de colombianos que ha visto por décadas aplazar el cumplimiento de sus expectativas”, precisó que el presidente “se conecta con la esperanza de cambio de millones con propuestas sencillas que llegan de forma fácil al entendimiento y la emoción”.

“Incluso ha puesto en su sitio a una clase política tradicional llena de evidencia de corrupción y desconectada de las realidades sociales. Pero a la hora de concretar la ideología se pierde toda la fuerza. (…) El gobierno no tiene norte. Pasada la cuarta parte del periodo los resultados son realmente precarios”, lamentó.

Con la previsión de que “ahora empieza lo peor”, señaló que los escándalos de “corrupción y delincuencia de miembros muy cercanos de su equipo” y, en especial, de su familia, condujeron a Petro “al rincón de la defensa y el desprestigio. El segundo año arranca en el peor de los sitios”.

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