Ankara.— La esperanza de encontrar más supervivientes se desvanecía ayer en las zonas afectadas por el terremoto en Turquía y Siria, uno de los más mortíferos en décadas en la región, con más de 21 mil fallecidos.

Los equipos de rescate continúan la búsqueda de miles de personas que se sospechan están atrapadas entre los escombros, pero el optimismo mengua ante las gélidas temperaturas y la superación del plazo de 72 horas que se considera crucial para salvar vidas. Un balance basado en datos oficiales y médicos es de 17 mil 674 muertos en Turquía y 3 mil 377 en Siria, aumentando el balance general a 21 mil 51 decesos, lo que supera ya el estimado de la Organización Mundial de la Salud (OMS), de 20 mil.

En Kahramanmaras, la ciudad más cercana al epicentro del terremoto, los trabajadores continuaron buscando sobrevivientes, pero la mayoría de sus descubrimientos consistían en muertos.

La OMS detalló que sin refugio, agua, combustible o electricidad, muchos sobrevivientes aún podrían perder la vida. “Es un segundo desastre que se avecina a menos que actuemos muy, muy rápido”, dijo a la BBC el doctor Hans Kluge, director regional de la OMS para Europa.

El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, anunció que viaja rumbo a Siria. Casi al mismo momento, Naciones Unidas anunció que el secretario general adjunto para Asuntos Humanitarios y coordinador de los servicios de urgencia, Martin Griffiths, iría este fin de semana a zonas afectadas.

La presidenta del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Mirjana Spoljaric, aterrizó en Alepo, Siria.

Sobre las pérdidas económicas, según la agencia de calificación Fitch probablemente pueden “superar los 2 mil millones de dólares” y “podrían alcanzar los 4 mil millones de dólares o más”. El Banco Mundial anunció que aportará mil 780 millones de dólares a Turquía para ayudar en los esfuerzos de asistencia y recuperación. Estados Unidos anunció un paquete inicial de 85 millones de dólares para ayuda de emergencia. Francia comprometió 12 millones de euros (12.92 millones de dólares) a los sirios afectados. El Reino Unido prometió 3 millones de libras adicionales (3.64 millones de dólares) en fondos para los Cascos Blancos para apoyar las operaciones de rescate y ayuda en el noroeste de Siria.

En Turquía, el presidente Recep Tayyip Erdogan prometió castigar a los saqueadores. Pese a todo, aún hubo milagros. Una familia de tres, incluidos dos hermanos y su madre, fueron rescatados en Pazarcik, Kahramanmaras. En la zona, otra madre y su hija de seis años lograron salvarse. Además, un joven de 21 años fue rescatado con vida de un edificio derrumbado en Hatay.

El terremoto de magnitud 7.8 ocurrió en la madrugada del lunes. El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, instó ayer al Consejo de Seguridad a autorizar la apertura de nuevos puntos fronterizos entre Turquía y Siria para entregar ayuda humanitaria de la ONU a las víctimas del terremoto. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) informó que un primer convoy de ayuda a las zonas rebeldes del noroeste de Siria ingresó por el puesto fronterizo de Bab al-Hawa, según la ONU y un responsable en el lugar. La entrega incluye mantas, colchones, tiendas de campaña y artículos básicos de socorro para cubrir las necesidades de al menos 5 mil personas.

La Unión Europea envió rápidamente equipos de rescate a Turquía, que también recibió ayuda de China y los países del Golfo Pérsico, pero inicialmente ofreció asistencia mínima a Siria por las sanciones contra Damasco. El enviado especial de la ONU para Siria pidió no politizar la ayuda. “Tenemos que hacer todo lo posible para asegurar que no hay ningún obstáculo a la ayuda vital que es necesaria en Siria”, dijo Geir Pedersen. Agencias

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