En medio de una situación de alerta militar provocada por la invasión de Rusia en Ucrania, Sanna Mirella Marin intentará renovar este domingo su cargo como primera ministra de Finlandia.

A la contienda llega acumulando condecoraciones como el haber aparecido en la lista de la BBC de las 100 mujeres más inspiradoras del mundo en 2020 y entre las 25 personalidades femeninas más influyentes de 2022, según el diario británico Financial Times.

Sin embargo, su popularidad internacional no es garantía para que su se convierta en la fuerza política más grande por segunda ocasión en cuatro años.

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Las encuestas no son favorables, ponen por delante al opositor Partido de la Coalición Nacional, agrupación de centro derecha; su líder Petteri Orpo llega a la recta final con 20.8% de las preferencias.

En segunda posición, prácticamente empatados, aparece el SDP y el nacionalista Partido Finlandés con 19.3%.

De mantenerse la tendencia marcada por las encuestas, los cinco partidos que formaron el gobierno de mayoría en 2019 (Partido Socialdemócrata, el Partido del Centro, los Verdes, la Alianza de Izquierda y el Partido Popular Sueco de Finlandia), se perfilan para obtener 52.5% de los votos.

No obstante, el partido más votado suele llevar la mano en la formación del gobierno. De manera que de no imponerse el voto socialdemócrata, probablemente las elecciones abran conversaciones postelectorales que podrían durar semanas y conducir a eventuales cambios.

Marin no es la primera mujer que ocupa el cargo de premier en Finlandia, pero sí rompió barreras siendo la más joven en escalar a la cúspide del poder, donde pretende permanecer.

Llegó a Valtioneuvoston, Palacio de Gobierno, tras una relampagueante carrera política, que inició en las filas juveniles del Partido Socialdemócrata. Luego de pasar por el Consejo Municipal de Tampere en 2012 a los 26 años de edad y tras cuatro años en el Parlamento finlandés, escaló a lo alto del SDP.

Al interior de su familia política es vista en el ala izquierda, como una política que aboga por un mejor nivel de vida para el finlandés de a pie. Defiende la idea de trabajar cuatro días a la semana y un ingreso mínimo de 3 mil euros al mes, una suma que no ganan medio millón de finlandeses. Insiste en que no son “ideas utópicas”, pero hasta el día de hoy no ha avanzado.

La invasión a gran escala de Rusia en Ucrania alteró la agenda de la próspera nación nórdica, colocando en el centro del debate el tema de la seguridad.

Finlandia comparte mil 300 kilómetros de frontera con el gigante euroasiático y en respuesta a la agresión militar del vecino, inició la construcción de un muro, al tiempo que aplicó para la adhesión a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), un paso inédito para una nación distinguida por su neutralidad.

El Estado escandinavo avanzó esta semana en formar parte de la OTAN, luego de que el Parlamento de Turquía ratificara la adhesión; así ya tenía la luz verde de todos los miembros de la Alianza Atlántica, pero aún faltan algunos pasos.

El partido de Marin históricamente se ha opuesto a la adhesión al club militar, pero la posición de los más radicales resultó insostenible luego de que los tanques rusos cruzaran la frontera ucraniana el 24 de febrero de 2022; mantener el consenso al interior de las filas de la familia socialdemócrata no sido fácil desde entonces.

Pero la seguridad nacional no ha sido el único problema que ha tenido que gestionar, también la pandemia y su legado. Marin se llevó las palmas por su gestión de la Covid-19: Finlandia registró una de las tasas de infección más bajas de Europa. Sin embargo, la deuda pública aumentó sustancialmente.

La Oficina de Estadísticas de Finlandia reportó un aumento de la deuda de gobierno en 5 mil millones de euros durante el último trimestre de 2022; dato que está sirviendo de munición a la oposición.

“El mayor cambio entre el gobierno de Sanna Marin y uno mío es el tipo de política económica que haremos. [Su] política es resolver todos los problemas con deuda y aumentando los impuestos", declaró recientemente el líder opositor Orpo.

Marin prefiere encontrar otras fuentes de ingresos fiscales antes que realizar recortes en sectores sociales, como la salud y la educación. Los costos de energía y el aumento de la inflación son los otros temas fuertes de campaña.

Tampoco pasará por alto en las urnas las “controversias” que han marcado la trayectoria de Marin, quien ha intentado romper estereotipos entre la clase política.

La aficionada de la banda de rock Rage Against the Machine, ha tratando de gobernar sin dejar de ser ella misma, una mujer joven que le gusta bailar, cantar y echar la fiesta con sus amigos, incluso haciendo uso de la residencia oficial.

Este comportamiento ha generado polémica, incluso a nivel de escándalo. La primera ministra tuvo que disculparse por una imagen en la que se ve a dos personalidades de internet besándose y cubriendo sus pechos desnudos con un cartel de Fin- landia en el interior de la casa de la jefa de Gobierno.

Su procedencia de una familia “arcoíris” —su madre se separó de su padre alcohólico y junto con su novia la criaron— y el perfil femenino y juvenil de su gobierno, estarán de alguna manera presentes en la jornada electoral.

Portando una chaqueta de cuero negra estilo motero, Marin visitó el año pasado Suecia para afinar detalles sobre la candidatura de ambas naciones a la OATN. Los especialistas no pasaron por alto la vestimenta de la premier finlandesa, que trató de reflejar lo que algunos suelen pensar cuando ven a una mujer con chamarra de piel: independencia y determinación.

De los 18 portafolios ministeriales en el gabinete de Marin, 10 son ocupados por mujeres, cuatro de ellas generación millennial. Más allá de tener bajo su función las carteras de salud, familia y medioambiente, las mujeres están a cargo de interior, justicia y finanzas, puestos ocupados regularmente por los varones.

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