El cónsul general de México en El Paso, Texas, Mauricio Ibarra Ponce de León, tenía apenas dos meses de ejercer el cargo cuando se desató lo que llama “la calamidad”.

Tuvo que activar todos los mecanismos de protección para atender la tragedia que se vino encima en aquella ciudad fronteriza con el tiroteo que desató Patick Crusius el 3 de agosto de 2019 en un Walmart.

“Ha sido un trabajo intenso, le hemos dado seguimiento a todo el proceso; llevó tiempo normalizar la situación. Creo que hubo un gran impacto en la comunidad, es binacional muy amigable, solidaria y unida, entonces un atentado como éste sí tuvo severos impactos en la gente.

“De hecho, parte de los apoyos que el consulado de México brindó fue también poner al alcance de la comunidad la asistencia de salud mental”, comenta el cónsul a EL UNIVERSAL.

Afirma que se han detectado más ataques de odio. “No necesariamente una agresión tan deleznable como ésta, pero sí cuestiones de racismo, de supremacismo. Por eso el gobierno de México ha tenido que tomar diversas acciones para contrarrestar estas posiciones”.

La seguridad del consulado no ha sido reforzada, asegura. En cambio, dice que tras lo ocurrido hace un año, “tenemos que estar mucho más pendientes y dar seguimiento a todo lo que se distribuye en comunicaciones, redes sociales y que hablen de mexicanos, estar alerta para poder actuar como corresponda dependiendo de la situación”.

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