San José.— Una semana después de la muerte de su hija Salomé, de cuatro años, por violación sexual y torturas supuestamente cometidas por un hombre de 27 años, el colombiano Víctor Segura dijo que la menor se transformará en un símbolo para combatir las agresiones contra las mujeres en ese país.
En declaraciones a los medios locales, y luego de que la familia de la menor autorizó la difusión de fotografías de ella, el padre pidió a sus compatriotas que la recuerden como alegre y cariñosa, e imploró a Dios para que ese tipo de hechos dejen de reproducirse en su nación.
“Este caso de mi niña Salomé va a hacer uno que abrirá puertas [y] caminos. Ella se convertirá en un símbolo para que estos hechos de verdad no se sigan repitiendo en el país”, afirmó.
El presunto culpable, de apellidos Mieles Betín, negó los cargos tras ser inicialmente procesado por tentativa de homicidio y acceso carnal violento agravado, pero posteriormente, por feminicidio agravado, mientras en la sociedad civil colombiana creció el clamor para que también sea procesado por tortura y secuestro.
Él fue capturado por los propios lugareños, luego de encontrarlo junto al cuerpo inconsciente de Salomé, quien fue brutalmente golpeada, además de agredida sexualmente. La gente lo amarró a un árbol y después lo entregó a la policía. La víctima falleció en el hospital.
Este caso, que ocurrió el pasado 29 de junio, despertó la indignación nacional y derivó en el reclamo de que se dé trámite urgente a la ley de cadena perpetua aprobada por el Congreso el día 18 de ese mes y que permitirá castigar con esa pena los delitos sexuales y asesinatos de menores.
Pese a haber sido avalada, esta sanción todavía debe superar algunos obstáculos: primero, debe haber una legislación detallada que la regule, para lo cual el gobierno tiene un año de plazo; segundo, ya se anunció que habrá demandas ciudadanas para evitar que la norma entre en vigor, por lo que ésta podría llegar a la Corte Constitucional, que tendría que revisar si va acorde con la Carta Magna o no.