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Kiev.— En el quinto día de la guerra en Ucrania, los rostros, los nombres de los niños inocentes que perdieron sus vidas comienzan a trascender.
Entre las víctimas identificadas se encuentra Alisa Hlans, una chica que dentro de tres meses hubiera cumplido ocho años. Murió en el ataque con misil al jardín de infantes de Okhtyrka, localidad que se encuentra a seis horas en auto al este de esta capital, ocurrido el viernes pasado.
Gravemente herida junto a otras personas, la niña fue llevada al hospital, donde murió el sábado, como informó la procuradora general de Ucrania, Irina Venediktova, con un mensaje en Facebook que acompañó con un grito: “¡Necesitamos paz!”.
Otros de los niños que fallecieron, como reportó la BBC, fue la pequeña Polina: cursaba el último año de primaria. Según las autoridades locales, ella y sus padres murieron al encontrarse con su auto en medio de uno de los combates que estallaron en la periferia entre fuerzas ucranianas y comandos especiales rusos ya infiltrados. Los hermanos de Polina están internados. Otro chico, aún sin identificar, murió mientras andaba en bicicleta en la localidad de Chuhuiv, en la región oriental de Kharkiv, a raíz de un impacto de mortero o un misil lanzado por fuerzas rusas cerca de la frontera.
El 25 de febrero en Gorlovka, en el sureste, cerca de la frontera con Rusia, dos maestros murieron debido a un misil que destruyó una escuela, según Save The Children. Entre las víctimas se cuentan cinco personas de la misma familia que intentaban escapar en dos autos, pero fueron alcanzados por fuego enemigo cerca de Nova Kahkovk, en el sur del país cerca de la península de Crimea. Entre ellos, Sofía, de seis años; Iván, de algunas semanas, y dos abuelos. “La mayor parte de estos civiles murió por armas explosivas de largo alcance, entre ellas fuego de artillería pesada, lanzamisiles y bombardeos aéreos”, explicó la expresidenta chilena y Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet. El ministerio de Salud de Kiev habló el domingo de más de mil 600 heridos y al menos 352 decesos.
En el refugio del hotel de Kiev donde se encuentra esta enviada hay muchos chicos e incluso un bebé de familias de la capital relacionadas con el personal. Los chicos están acompañados por sus padres, que intentan distraerlos: juegan Monopolio, a las cartas, al Lego, con autitos. A veces incluso a las escondidas por el garaje, o juguetean con las mascotas que se encuentran bajo tierra. Aunque con el pasar de los días sus padres están cada vez más preocupados, sonríen e intentan hacerles pensar que todo esto es una gran aventura. Como en la famosa película La vida es bella, de Roberto Benigni.
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