Una francotiradora rusa con 40 muertes en su haber fue capturada por las fuerzas ucranianas tras ser abandonada en el campo de batalla, informaron medios locales citando a la fuerza pública del país.
, cuyo nombre clave es Bagira , habría dicho a sus captores que los soldados rusos decidieron dejarla a su suerte, después de que resultara herida durante un combate con las tropas ucranianas.
La detención de la mujer fue confirmada por Giorgi Revishili , investigador del Departamento de Estudios de Guerra del King's College de Londres, quien afirmó en Twitter que los soldados ucranianos atacaron al equipo de francotiradores de Bagira, la 11a División de Operaciones Especializadas.
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“Las fuerzas ucranianas capturaron a una infame francotiradora que luchaba en el bando de ORDLO, llamada Bagira", en referencia al nombre que Kiev da a las regiones separatistas de habla rusa.
Según Revishvili , al parecer Bagira es responsable de “la muerte de 40 ucranianos, incluidos civiles”.
Medios británicos afirman que Starikova es originaria de Serbia y es perseguida por los ucranianos desde 2014.
De acuerdo con el centro Peacemaker, que investiga crímenes cometidos por los separatistas rusos en Ucrania, Bagira tiene 41 años, es divorciada y tiene dos hijas, de 11 y nueve años. Por su trabajo ha recibido la medalla George Cross (Cruz Jorge), el máximo honor que otorga el gobierno británico por la valentía no operativa, o valentía sin la presencia de un enemigo.
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El sitio web de noticias ucraniano Obozrevatel citó a un soldado llamado Vlad Ivanov, quien aseguró que Starikova recibió tratamiento médico cuando fue capturada. Según él, ella contó que los soldados rusos “se fueron, sabiendo que estaba herida y tuvieron la oportunidad de recogerme... esperando que muriera”.
No es la única francotiradora conocida en el terreno. Del lado ucraniano combate Wali, un francotirador canadiense que ya es conocido como el más temible del mundo, y quien decidió responder al llamado del presidente ucraniano, Volodimir Zelensky , por voluntarios. Recientemente desmintió que haya sido abatido, como se había rumorado.
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“Estoy vivo, como pueden ver, no tengo ni un solo rasguño. Soy prácticamente la última persona en enterarme de mi muerte”, dijo el militar en una videollamada.
Wali es un apodo que se ganó con el tiempo. Un poco de misticismo para una leyenda viva que formó parte de las Fuerzas Armadas canadienses entre 2009 y 2011 cuando las tropas del norte marcharon en Afganistán. Retirado de manera oficial, viajó como soldado voluntario para combatir en Irak , solo y con una mochila. Allí se unió al batallón de peshmergas y combatió durante varios meses en territorio extranjero.
aosr