Hay informes que indican que el grupo mercenario ruso Wagner ha reclutado a decenas de miles de prisioneros para luchar en Ucrania . Pero con el creciente número de bajas y ejecuciones extrajudiciales hace que sea mucho más difícil encontrar voluntarios, incluso en las cárceles. Muchos presos temen ahora que se les obligue a ir a la guerra , y quienes se encuentran en una posición particularmente vulnerable son los trabajadores migrantes de los países de Asia Central.
Anuar llegó a Rusia en busca de trabajo en 2018. Más tarde fue encarcelado por tráfico de drogas y enviado a cumplir su condena en la Colonia Penal Número Seis en la región de Vladimir, a 190 km de Moscú. La BBC no revela su nombre real ni su ciudadanía por razones de seguridad.
A fines de enero, le dijo a su padre que un grupo de centroasiáticos había sido enviado a luchar a Ucrania sin su consentimiento.
"Hay muchos uzbekos, tayikos, kirguises en esa prisión. Ahora planean enviar otro grupo y mi hijo está preocupado de que lo obliguen a ir también", le dijo el padre de Anuar a la BBC.
La BBC ha visto documentos judiciales y cartas de Anuar que confirman que, efectivamente, cumple su condena en esa prisión.
Y su versión sobre el grupo que se vio obligado a ir a Ucrania en enero también la corrobora Olga Romanova, directora de la organización de derechos civiles Rusia Detrás de las Rejas. Los padres de esos presos se acercaron a ella buscando ayuda.
"No les dieron otra opción. Les dijeron que firmaran el contrato y fueron enviados al frente como un costal de papas", declaró Romanova.
Al principio, los padres estuvieron dispuestos a acudir a los tribunales para que sus hijos no acabaran en Ucrania, señala.
Pero luego se negaron a hacerlo, por temor al castigo que podrían enfrentar sus hijos si permanecían en prisión.
La Colonia Penal Número Seis es conocida por los malos tratos y las frecuentes palizas a los convictos.
Olga Romanova la describe como "una prisión de tortura". Es donde se encuentra recluido Alexei Navalny, el prominente opositor ruso.
La administración de la colonia no ha respondido a la solicitud de la BBC de responder a las denuncias de que obligaron a los prisioneros a firmar contratos militares.
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El reclutamiento en las prisiones parece haber tenido mucho éxito, pero las cosas están cambiando a medida que el grupo de Wagner sufre grandes pérdidas en el campo de batalla.
El Servicio Uzbeco de la BBC habló con Farukh (no es su nombre real), un ciudadano de Uzbekistán que se encuentra en prisión en la región rusa de Rostov, a 200 km al norte de Moscú.
Varios de sus compañeros de prisión se unieron a Wagner. Primero se les envió de forma voluntaria, indicó Farukh, pero ahora le preocupa que los prisioneros se vean obligados a ir a la guerra.
"Al principio, también consideré ir porque todos pensaban que Rusia era más poderosa, que Rusia ganaría, tal vez en un mes, tres meses o en un año", cuenta.
"Pero ahora vemos cuánta gente está muriendo allí y si se están quedando sin soldados, eso no es bueno. Si me dicen que vaya y me niego, entonces pueden declarar que yo estoy en contra de Rusia".
Los ciudadanos de Asia Central también están siendo reclutados de otras maneras para luchar por Rusia, no solo en las cárceles.
En total, hay alrededor de 10.5 millones de inmigrantes de Uzbekistán, Tayikistán y Kirguistán trabajando en Rusia, según las últimas estadísticas del Ministerio del Interior ruso.
Y eso es un recurso enorme para los reclutadores militares.
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Las autoridades rusas inscriben abiertamente a la gente a las Fuerzas Armadas en el centro de migración en Moscú,
Incluso hay anuncios en los idiomas uzbeko, kirguís y tayiko que ofrecen a los ciudadanos de estos países una vía rápida para obtener un pasaporte ruso si se unen a las fuerzas armadas.
Pero los activistas dicen que no siempre es voluntario.
La defensora de los derechos de los migrantes, Valentina Chupik, le dijo a la BBC que los agentes de policía a veces detienen a los inmigrantes de Asia Central en la calle y los intimidan para que firmen un contrato militar. Les dicen que de lo contrario serán deportados, afirma Chupik.
Muchos trabajadores inmigrantes carecen de los permisos de trabajo adecuados, viven en un lugar diferente al que están registrados o violan otras normas migratorias.
Es por eso que pueden ser un blanco fácil para los reclutadores.
Aziz (no es su nombre real) que tiene doble ciudadanía, rusa y tayika, le dijo a la BBC que fue detenido durante una redada policial en el sitio de construcción donde trabaja.
Le dijeron que lo llevarían a una estación de policía para verificar su identificación, pero en lugar de eso, terminó en una oficina de alistamiento militar.
Cuando comenzó a gritar a los policías exigiendo por qué le habían mentido, le retorcieron los brazos y lo empujaron de vuelta al autobús.
Finalmente lo liberaron.
Pero muchos inmigrantes en Rusia tienen miedo de las agencias de seguridad y no se atreven a oponerse a que los alisten para la guerra.
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vare/mcc