Kiev/Moscú.— En el segundo día consecutivo de ataques con drones contra Rusia, el gobierno de Vladimir Putin reaccionó con furia, esgrimiendo de nuevo la amenaza nuclear, mientras que para el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, es la señal de que “la guerra está volviendo gradualmente al territorio de Rusia”.
El Ministerio de Defensa ruso aseguró haber frustrado dos ataques perpetrados la madrugada del domingo por drones ucranianos contra un barrio de negocios de Moscú, la capital, y contra la península de Crimea, sin dejar víctimas.
La “defensa antiaérea destruyó 16 drones ucranianos” en Crimea, anexionada por Rusia en 2014, informó el ministerio en un comunicado. “Otros nueve drones ucranianos fueron neutralizados mediante herramientas de guerra electrónica y se estrellaron en el mar Negro”, añadió, precisando que el ataque no causó víctimas.
Un poco antes, el alcalde de Moscú, Serguéi Sobyanin, reportó que “drones ucranianos” habían atacado la ciudad durante la noche.
“Las fachadas de dos torres de oficinas de la ciudad fueron levemente dañadas. No hay víctimas ni heridos”, escribió en Telegram. El ataque tuvo lugar en el barrio de negocios conocido como “la City de Moscú”, al oeste de la capital rusa.
Zelensky advirtió, sin mencionar directamente el ataque, que “la guerra” estaba llegando “al territorio de Rusia, sus centros simbólicos y bases militares”.
“Es un proceso inevitable, natural y absolutamente justo”, añadió, al margen de una visita a Ivano-Frankivsk, en el oeste del país.
Durante su alocución, alertó que Ucrania debe prepararse a nuevos ataques rusos contra infraestructuras energéticas el próximo invierno, como las que golpearon al país el invierno de 2023.
El gobierno ruso reaccionó con dureza. “Imagínense que la ofensiva, respaldada por la OTAN [Organización del Tratado del Atlántico Norte], tuviera éxito y arrancaran una parte de nuestro territorio, entonces nos veríamos obligados a utilizar un arma nuclear, de acuerdo con las normas de un decreto del presidente de Rusia”, dijo el expresidente Dmitri Medvedev.
“Sencillamente, no habría otra opción. Así que nuestros enemigos deberían rezar por el [éxito] de nuestros guerreros. Se están asegurando de que no se encienda un fuego nuclear global”, añadió Medvedev, vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, órgano presidido por el presidente Vladimir Putin.
De acuerdo con la doctrina nuclear rusa, las armas nucleares pueden utilizarse en respuesta a una agresión que amenace la existencia del Estado ruso.
Líderes africanos terminaron ayer dos días de reuniones con el presidente Putin, sin mucho éxito en sus esfuerzos por restablecer el acuerdo que mantenía las exportaciones de grano ucraniano y encontrar una vía para poner fin a la guerra en el país europeo.
En una conferencia de prensa tras la cumbre el sábado por la noche, Putin dijo que poner fin al acuerdo de grano este mes había provocado un auge en los precios de los cereales que beneficia a las compañías rusas. Añadió que Moscú compartiría parte de esos ingresos con “las naciones más pobres”.
Incluso el papa Francisco se sumó al tema, pidiendo a Rusia renovar el acuerdo cerealero.
“Hago un llamamiento a mis hermanos, a las autoridades de la Federación Rusa, para que se restablezca la iniciativa del mar Negro y el grano pueda ser transportado con seguridad”, dijo Francisco al final del rezo del ángelus en la plaza de San Pedro.
El Pontífice pidió de nuevo oraciones para la martirizada Ucrania, “donde la guerra lo destruye todo, incluso el grano” y consideró que “esto es una gran ofensa a Dios porque el grano es su don para alimentar a la humanidad”.