Kiev.— Rusia amenazó con responder, luego de sufrir, por segundo día consecutivo, ataques con drones en su territorio que han expuesto la vulnerabilidad de algunas de las instalaciones militares más importantes de Moscú.
Las autoridades ucranianas no confirmaron formalmente haber estado detrás de los ataques con drones en territorio ruso, y han mantenido una postura ambigua respecto a ataques previos, pero el Ministerio de Defensa de Reino Unido señaló que es posible que Rusia considere los ataques contra las bases rusas situadas a más de 500 kilómetros de la frontera con Ucrania como “algunas de las fallas estratégicas más significativas en cuanto a la protección de fuerzas desde su invasión a Ucrania”, el 24 de febrero.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, comentó que las autoridades rusas “tomarán las medidas necesarias” para reforzar la protección de instalaciones clave. Blogueros rusos que suelen mantener contactos con oficiales militares de su país criticaron la falta de medidas defensivas.
El presidente ruso, Vladimir Putin, convocó al Consejo de Seguridad, luego de que algunos de los drones impactaran el lunes dos aeródromos en las regiones de Sarátov y Riazan, donde murieron tres militares y otros cuatro resultaron heridos.
El Ministerio de Defensa habló de “ataques terroristas”, los más atrevidos y profundos en territorio ruso durante la guerra.
A esos ataques se sumó ayer otro en un aeropuerto en Kursk, una región del sur de Rusia que colinda con Ucrania, lo que desató un incendio en un depósito de combustible. Una planta industrial ubicada a 80 kilómetros de la frontera con Ucrania también fue atacada con drones, de acuerdo con reportes de la prensa independiente rusa.
“Tendrán menos equipamiento de aviación después de que resultó dañado en estas misteriosas explosiones”, dijo Yurii Ihnat, portavoz del Comando de la Fuerza Aérea de Ucrania. “Sin lugar a dudas es una excelente noticia, porque si una o dos aeronaves sufren fallas, entonces en el futuro más aeronaves podrían fallar. Esto reduce sus capacidades”.
Tras el incidente, fuerzas rusas lanzaron una nueva oleada de misiles hacia territorio ucraniano que impactaron casas y edificios y cobraron vidas civiles, sumándose al daño causado a la infraestructura eléctrica y de otro tipo a lo largo de semanas.
Aproximadamente la mitad de las viviendas en la región de Kiev siguen sin servicio eléctrico, declaró el martes el gobernador regional, mientras que las autoridades en la región sureña de Odesa, la cual fue blanco de intensos ataques el lunes, señalaron que han logrado restaurar la electricidad para hospitales y algunos otros servicios vitales.
Estos ataques rusos fueron duramente condenados en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. “Rusia continúa su agresión y está usando el invierno como un arma de guerra”, denunció Nicolas de Rivière, el embajador ante Naciones Unidas de Francia, que junto a México convocó al máximo órgano de decisión de la ONU para abordar la situación humanitaria en Ucrania.
En una nueva muestra de actitud desafiante, el presidente ucraniano Volodimir Zelensky viajó cerca del frente de batalla en la región oriental de Donetsk. Durante la celebración por el Día de las Fuerzas Armadas, el mandatario prometió expulsar a las fuerzas rusas de todo el territorio ucraniano. “Todo el mundo ve su fuerza y sus habilidades. Estoy agradecido con sus padres. Criaron a verdaderos héroes”, dijo Zelensky en un discurso en video a las fuerzas armadas desde la ciudad de Sloviansk, un importante bastión en el este del país.
EU, preocupado
En conferencia de prensa desde Washington, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, dijo que su país “no ha alentado ni facilitado que los ucranianos realicen ataques dentro de Rusia”. Pero aseguró que Estados Unidos está determinado —junto con muchas otras naciones que respaldan a Kiev— a asegurarse de que los ucranianos cuenten “con el equipo que necesitan para defenderse”.