Ruandeses
se reunieron el domingo para comenzar una semana de conmemoraciones solemnes de las vidas de 800 mil tutsis y hutus moderados asesinados durante el genocidio en Ruanda, una ola de homicidios hace 25 años que se prolongó por tres meses.
El presidente ruandés Paul Kagame dio inicio a las ceremonias con una ofrenda floral en el memorial de Gisozi, donde están enterradas unas 250 mil personas.
Foto: EFE
"No hay manera de comprender totalmente la soledad y la rabia de los sobrevivientes y, sin embargo, una y otra vez les hemos pedido que hagan sacrificios para dar a nuestra nación una nueva vida. Las emociones se tienen que guardar", dijo Kagame por televisión a todo el país.
"Somos mucho mejores ruandeses de lo que éramos, pero podemos ser aún mejores. Somos los últimos en el mundo que deberíamos caer en el conformismo", agregó.
Los 100 días de holocausto comenzaron el 6 de abril de 1994, después de que el presidente Juvenal Habyarimana y su par de Burundi Cyprien Ntaryamira, ambos hutus, murieron cuando su avión fue derribado sobre la capital ruandesa. Los atacantes nunca fueron identificados.
"Recordar es necesario porque es solo mirando atrás, a lo que sucedió, que podemos asegurarnos de que nunca vuelva a suceder", dijo la peluquera Olive Muhorakeye, de 26 años.
El ataque movilizó a soldados del gobierno hutu y milicias extremistas aliadas, quienes orquestaron el genocidio para exterminar a la minoría tutsi.
En las aldeas de todo el país densamente poblado, el vecino atacó a su vecino y hombres, mujeres y niños fueron masacrados, quemados vivos, apaleados y fusilados.
Murieron hasta 10 mil personas por día. El 70% de la población tutsi fue eliminada y más del 10% de los habitantes de Ruanda.
La lucha terminó en julio de 1994 cuando el Frente Patriótico Ruandés (FPR), un movimiento rebelde tutsi liderado por Kagame, entró desde Uganda y tomó el control del país.
La política gubernamental es desalentar enérgicamente cualquier conversación sobre etnias, pero la oposición dice que el control estricto de los medios y la vida política también se usan para reprimir la disidencia.
Kagame, quien obtuvo casi el 99% de los votos en las elecciones de 2017 con una participación del 96%, rechaza las críticas y destaca el fuerte crecimiento económico de Ruanda y la paz relativa desde el genocidio.
lsm