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Londres.— El ejército británico se sumó ayer a las pesquisas por el atentado contra el ex espía ruso Serguei Skripal y su hija Yulia. La atención se centró en el cementerio donde está la tumba de la esposa de Skripal, Liudmila, enterrada en 2012, y el memorial de su hijo Alexander, incinerado el año pasado.
Cerca de 200 militares se unieron al operativo coordinado por la unidad antiterrorista de la policía británica en la localidad de Salisbury, al sur de Inglaterra, donde Skripal, de 66 años, y su hija Julia, de 33, fueron hallados inconscientes en un banco el pasado domingo. Ambos están hospitalizados en estado crítico; el sargento policial Nick Bailey, expuesto al agente químico, sigue grave, aunque su estado ha mejorado y ha podido hablar con los investigadores.
Agentes con trajes especiales para evitar la contaminación química fueron vistos ayer colocando una tienda de plástico azul sobre el memorial dedicado al hijo de Skripal y depositaron varios objetos en barriles amarillos, según medios británicos. Tanto ese memorial como la tumba de su esposa, en el cementerio situado en la calle London Road de Salisbury, han sido acordonados, al igual que la casa del ex espía. Personal militar retiró en un camión de la Armada un coche de policía que había quedado aparcado frente al hospital de Salisbury desde el domingo.
Skripal fue condenado en Rusia en 2006 por revelar secretos de Estado a los servicios de inteligencia británicos y recuperó la libertad en 2010, en un intercambio de espías presos con Estados Unidos. Moscú rechaza ser el responsable del envenenamiento.