Miami. El mundo se transformó desde 2020 con la llegada del Covid-19 y en pleno 2022, cuando las economías mundiales, especialmente las de los países desarrollados, comenzaban a sentir un respiro a pesar de las consecuencias registradas como la inflación, llegó, como el peor de los presagios, la decisión del líder ruso, Vladimir Putin , de invadir a Ucrania; un país independiente y democrático, con una presencia importante en el panorama mundial.
EL UNIVERSAL
conversó con Rosario Marín , la primera migrante mexicana-estadounidense que ocupó el cargo de Tesorera de Estados Unidos entre 2001 y 2003 bajo la presidencia de George W. Bush; precisamente en situaciones de guerra, una guerra diferente: en 2001, frente a los atentados terroristas contra las Torres Gemelas del World Trade Center y en 2003, cuando las fuerzas armadas estadounidenses ingresaron a Irak.
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¿Cuáles serían en primera instancia las similitudes y diferencias en la economía entre aquella situación de guerra que le tocó vivir directamente a Estados Unidos entre 2001 y 2003 y la actual invasión de Rusia sobre Ucrania?
—La gran diferencia es que en ese entonces [2001 y 2003] estábamos [en Estados Unidos] en una recesión. Hoy día, durante esta guerra con Ucrania, no estamos en una recesión económica. Por lo tanto, las medidas que se tomaron en ese entonces [con George W. Bush] y las medidas que se tienen que tomar hoy son muy diferentes. Cuando hay eventos de nivel global, siempre la confianza del consumidor se reduce, independientemente si hay recesión o no.
No se espera que haya recesión este año, hay señales de que pueda haber una en 2023. En 2001 el presidente [W. Bush] tuvo que tomar medidas bastante serias y yo fui parte de ir a toda la nación, a vender la política económica y fiscal del presidente en ese entonces. Redujimos los impuestos y hoy día la FED, el Banco Central de Estados Unidos, está aumentando los intereses y esto es primordialmente para tratar de parar la inflación. Entonces, son dos situaciones diferentes, pero siempre vulnerables cuando existe un problema que impacta al mundo entero.
Se pensaba que en esta nueva realidad, con el Covid, pero con las vacunas como escudo y la reducción de la pandemia, estaría el mundo a las puertas de un nuevo inicio. Sin embargo, esta invasión vuelve a poner en la cuerda floja la capacidad de la economía de los países desarrollados, empezando por la estadounidense. ¿Qué debemos esperar que suceda de ahora en adelante?
—Obviamente los presupuestos [de los países] se cambian. Obviamente muchos de los gobiernos, toda Europa, ciertamente Estados Unidos, si teníamos dinero para el mejoramiento de nuestras economías, vemos que ahora muchos de esos fondos se van para ayudar a Ucrania.
Ya con eso sabemos, desde el punto de vista del gobierno, que no podemos crear nuevos programas que teníamos para atender las necesidades económicas [de cada nación]. Ahora se van a Ucrania por esta invasión tan irresponsable, innecesaria, injustificada de Rusia.
Concretamente en Estados Unidos hay una inflación iniciada por las consecuencias de dos años de lucha contra el Covid-19 y todo lo que ha representado. Pero ahora con esta guerra de Rusia contra Ucrania y la dependencia de hidrocarburos que Europa tiene respecto a Rusia y el alza desmedida del petróleo, a los estadounidenses ya le está afectando directamente en su bolsillo y su familia.
Yo quisiera que la gente entendiera que todo esto es consecuencia de lo que está pasando en Ucrania. Ahorita estamos sufriendo en Estados Unidos y a nivel mundial, que la gasolina se ha disparado. Ya estaba sucediendo antes de la guerra, con la pandemia llegó la inflación , pero con la invasión esto se exacerba.
Hay mucha gente desesperada. ¿Qué podría decirle, no sólo a los de Estados Unidos: México, Argentina, Alemania, todo el mundo libre?
—Calma, porque hay que ponerlo en contexto. Es muy difícil, la gente mas afectada con esto es la gente mas pobre. La que utiliza su carrito y lo agarra para ir a trabajar a ganar el [salario] mínimo. Y lo entiendo y me duele porque ellos son los que van a sufrir más. Pero, seamos conscientes, hay gente que ha perdido todo en Ucrania; en otras partes del mundo. Polonia, que ha admitido a 2 millones de personas refugiadas, ellos quisieran tener lo que nosotros [en Estados Unidos] tenemos. Y yo sé que es difícil, yo sé que es difícil pedirle a la gente que pague más y peor a la gente más pobre.
Yo lo entiendo, pero al mismo tiempo nosotros podemos tener satisfacción en decir que tenemos la libertad. Yo la compro; si no quiero, no la compro. Pero cuando no hay [libertad], aunque quieras y aunque tengas el dinero. Entonces, ahorita tenemos lo más valioso y es por lo que se está peleando, por la libertad; por la libertad en Ucrania.
En otras palabras, cualquier costo económico vale ante una lucha por conservar lo más valioso, que es la libertad.
—Sí. Es difícil. Pero ahorita se están tomando medidas estatales, como por ejemplo, el gobernador de California, [ Gavin Newsom ], está pidiéndole al Senado y a la Asamblea [estatales] que den algo de ayuda a todas las personas para comprar gasolina; es decir, que les den una pequeña ayuda monetaria. Y yo creo que eso lo vamos a ver a través de otros estados [de Estados Unidos]. Yo creo que la libertad vale y que la libertad lo es todo. Nos está costando al mundo entero.
¿Cómo se ve desde Estados Unidos que en la Cámara de Diputados en México se haya creado hace poco el club de amigos de Rusia?
—Llegan momentos donde todo mundo lo ve. La gente que tiene una moral lo ve claro, que no se necesitan más palabras, porque los hechos son contundentes. Y yo espero solamente que así como existió este grupo en pro de la amistad entre México y Rusia, que exista también la amistad entre México y Ucrania; porque si no, el mundo entero ve con claridad lo que está sucediendo.
El mundo quiere la paz. El mundo exige la paz. Y el mundo se ha ido en contra del agresor, del invasor. El presidente [de Ucrania, Volodimir] Zelensky, ha demostrado lo que es ser un verdadero líder con una visión clara de lo que quiere para su país.
Y yo creo que en realidad, a muchos lideres mundiales como que les ha subido la línea, ¿no? Para tratar de alguna forma de emular esa determinación, esa claridad de propósito.
¿Cree que este conflicto se alargue durante varios meses más?
—No. Yo no creo que los rusos, la gente de Rusia , va a poder continuar con una situación así. Económicamente las sanciones les están perjudicando demasiado a los rusos. Que más países tengan más y más sanciones contra ellos, es algo que los rusos no van a poder mantener. Esto no puede sostenerse. Yo dudo que tenga [Vladimir] Putin y Rusia los recursos para continuar esta guerra de esta manera. No tienen los recursos.
Una vez que se de por terminada la invasión, que los rusos salgan de Ucrania, ¿podríamos pensar que la inflación comenzaría a reducirse en el mundo?
—Sí. Y va a suceder porque vamos a tener que reconstruir todo un país y vamos a tener que mover cantidades tremendísimas de personas. Esto va, de alguna forma, a ayudar a las economías. Lo hemos visto en los Estados que han sufrido grandes, grandes pérdidas. Primero hay una gran perdida y luego viene una recuperación económica importante.
Yo espero que una vez que cese esta invasión que entonces las economías puedan comenzar a recuperarse y que la inflación empiece a ceder. Pero también el Banco Mundial y los nacionales están tomando medidas para tratar de reducir la inflación. Y de la forma en que lo hacen es aumentando los intereses, lo están haciendo paulatinamente.
Sin embargo, Rusia seguirá pagando su decisión de invadir Ucrania, aunque se retire de ese país. ¿Las sanciones económicas durarán años?
—Sí. Yo creo que es el costo que Rusia va a tener que pagar por esta invasión tan injustificada. Y es un costo que a lo mejor Rusia no pensó que iba a pagar. Se le va a cobrar y se le va a cobrar muy caro porque también tiene que ser para que no lo vuelva a hacer.
Porque lo que Putin quería es, bueno vamos a invadir Ucrania y luego nos vamos por Estonia y luego nos vamos por este y por aquel, ¿no? Porque en su visión de un imperio él quería tener la madre Rusia, de la que él, [Putin], tanto añora; entonces debe tener un costo muy, muy caro, para que no lo vuelva a hacer.