El ganador de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, Donald Trump, nominó el martes como próximo embajador en México a Ronald Douglas Johnson, un coronel retirado del ejército, exagente de la CIA que fue embajador en El Salvador. Pero su nexo con América Latina data de tiempo atrás.
En un video que grabó junto con su esposa Alina cuando fue designado embajador para El Salvador, en 2019, durante la primera administración Trump (2017-2021). Johnson y su esposa muestran su fluidez al hablar español.
“Este es el momento del cambio que el presidente Bukele habló y mis prioridades son las mismas que las del presidente Bukele y su administración. Es el momento de cambio para más seguridad, un cambio para más prosperidad y un cambio para más oportunidades para todos”, asegura Johnson.
Se describe allí como un hombre de familia, padre de cuatro hijos y cinco nietos.
Pero la historia de Johson en Latinoamérica no empezó allí. Con más de tres décadas en el ejército, fue una boina verde y se retiró con el grado de coronel. Se graduó de la Universidad Nacional de Inteligencia con una Maestría en Inteligencia Estratégica y por más de 20 años trabajó para la CIA.
Su ficha militar resalta que pasó una parte importante de su carrera militar en el área de responsabilidad del Comando Sur. “Encabezó operaciones de combate en El Salvador, como uno de los 55 asesores militares durante la guerra civil” del país centroamericano que enfrentaron al Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, donde se especializó en combate irregular.
Una vez nombrado embajador en El Salvador, subrayó que sus prioridades serían apoyar la lucha anticorrupción, por la seguridad y contra la migración indocumentada. Con el presidente Nayib Bukele selló una alianza perfecta que desató críticas en algunos sectores, no solo por la cercanía con el gobierno, sino por su silencio frente a las denuncias de abusos de derechos humanos contra Bukele en su estrategia de seguridad.
La esposa de Johnson, Alina Arias Johnson, también tiene una relación cercana con la región y su español es incluso más fluido que el de Johnson. ¿La razón? Su madre, Helen Arias, nació en Cuba y le tocó vivir el inicio de la Revolución Cubana.
En 2022, la propia Alina compartió en su cuenta de X una historia publicada en el sitio Martí Noticias sobre el rol que jugó su madre, en medio del triunfo de la revolución.
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“Yo me quedo aquí (en Cuba) mientras se pueda estar sacando niños porque eso es lo que hay que hacer. Tratar de sacarlos del peligro, separarlos del peligro que había ocurrido”, contó Helen al medio en mayo de aquel año.
Helen, entonces de 92 años, hablaba así de los primeros años de la década de los 60. Trabajaba para la aerolínea PanAmerican (PanAm) y, de acuerdo con el medio, la cubana jugó un papel clave en la coordinación de viajes de casi 15 mil niños cuyos padres, temerosos de lo que pasaría con la llegada de Fidel Castro al poder, los enviaron a Estados Unidos. Fue la llamada “Operación Pedro Pan”.
Helen no se fue de Cuba sino hasta el último vuelo de PanAm desde la isla a Estados Unidos. Con ella, viajaron los últimos niños que abandonaron suelo cubano.
“El miedo era lo que reinaba entonces en Cuba. Todo el mundo tenía pánico”, narró Helen.
“Nosotros los poníamos en el vuelo, niños solos o hermanos que siempre con hermanos se acompañaban más uno a otro [...] Yo no sé cómo se enteraron de que yo era la que decidía quién se ponía en el vuelo, pero 25 asientos eran para niños que estaban no acompañados, iban solos y se sabía que a Miami”, detalló.
“A mi casa iban todos los días personas a rogarme, llorando: ‘póngame a mis hijos, póngame a mis hijos’. Llegaba a la casa y mi marido me decía: ‘Oye, aquí hay que ayudar lo que más se pueda y lo más importante es sacar a los niños. Porque a la vez que se vayan los niños, ya los padres se van después”.
“¡Historia muy emocional de mi mamá, Helen Arias!”, posteó Alina al compartir el texto.