Maximiliano Caro salió de su casa en la mañana del 21 de septiembre en el barrio El Hueso, en Segovia, y jamás regresó.
La versión de su madre, Sandra Patricia Caro , indicaba que lo había enviado a comprar mercado. Ese fue el detonante para que la comunidad, impactada y conmocionada, se sumara a la búsqueda del niño de 6 años .
Una de las líderes sociales de la comunidad, quien prefirió omitir su identidad, contó los angustiantes momentos que vivieron para intentar hallar al menor.
“La búsqueda inició desde el día que desapareció el niño. Al comienzo hubo mucha ayuda de la comunidad, pero con el pasar de los días cada vez éramos más pocos y la angustia crecía día a día. Hay que resaltar el apoyo de la Defensa Civil y la Policía de la zona que nos acompañó sin importar la hora”, cuenta la mujer.
Eran arduas jornadas de 10 de la mañana a 5 de la tarde. Cuenta que ‘trillaron monte’ y llegaron a cuando lugar les decían quienes aseguraban haber visto a Maximiliano. Cada búsqueda conducía a nada y tenían que volver a comenzar.
“Nos decían que había un lugar que olía a muerto y para allá nos íbamos, nos decían que había zonas con tierra removida y allá estábamos. Fuimos a veredas alejadas, llegamos a zonas peligrosas en orden público como El Diamante, Campoalegre, la reserva de Popal, entre otras”, narra la mujer.
Pero no había señal del niño. La frustración de la infructuosa búsqueda comenzó a hacer mella en la comunidad. La familia paterna del menor se unió a la búsqueda y lloraba cada vez que una pista falsa los volvía a llevar al punto de inicio.
Sin embargo, cuenta que en uno de los lugares donde realizaron la búsqueda hallaron cruces extrañas y hoyos cavados , pero no hallaron cuerpo.
Y entonces la comunidad comenzó a sospechar de la familia de Maximiliano, llegando incluso al punto de llegar hasta la vivienda donde vivían e intentaron lincharla , pero la rápida reacción de las autoridades evitó que la situación pasara a mayores.
¿La razón? Había rumores de que en la casa donde Maximiliano vivía con su madre, su padrastro y su abuela se realizaban rituales satánicos , pero jamás pensaron que se pudiera llegar a utilizar al menor para esto.
“Se decía que era el padrastro quien trabajaba con cosas de brujería buscando guacas . Había denuncias de que en esa casa se prendían velas y hacían rituales. Un día nos llegó una denuncia y cuando fuimos olía super feo, pero no pudimos entrar porque la casa estaba enmallada. El día que iban a linchar la mamá del niño un vecino nos contó que esa noche esa señora prendió cosas toda la noche, por lo que la sospecha siempre recayó sobre ellos”, recuerda la mujer.
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Y entonces sus sospechas se hicieron realidad cuando se enteraron de la captura de seis personas, entre las que estaban la madre del niño y la abuela, por la presunta responsabilidad en la desaparición de Maximiliano. Peor aún, que el misterio estaba relacionado con rituales satánicos para hallar guacas de oro .
Según las primeras versiones, el padrastro del menor lo habría entregado a una secta que se hace llamar 'los carneros'.
Algunos dicen, incluso, dicho padrastro convenció a la familia de que Maximiliano estaba poseído por un espíritu maligno .
Sin embargo, el menor aún no aparece y las audiencias para determinar lo ocurrido apenas van a comenzar.
Sobre el tema, el Gobernador de Antioquia, Aníbal Gaviria, dijo: “Hemos solicitado que siga la búsqueda de Maximiliano para que tengamos la información y solución definitiva de su paradero y saber qué pasó con él”.
Sobre el aspecto satánico en el caso, el mandatario indicó que es un tema que “horroriza” y reiteró el llamado para que se encuentre el cuerpo del menor, que es el paso que se espera para aliviar la angustia de los familiares.
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De acuerdo con la mujer que dio su testimonio, quien compartió búsqueda con la familia paterna de Maximiliano, el niño vivió los últimos años con sus tíos y abuela paterna, ya que su padre falleció .
Sin embargo, este año la madre solicitó la custodia y desde eso vivía con él.
“Dicen que el niño recibía una mensualidad producto de un seguro de vida que tenía el papá. Mucha gente que conocía a la mamá dicen
que fue por la plata por lo que ella pidió la custodia”, cuenta la mujer.
Sobre Maximiliano, su familia paterna, angustiada, lo recuerda como un niño alegre, soñador y juguetón.
“Decía que para Navidad quería un carro de control remoto y se soñaba con ese carro…es algo muy triste porque su familia no pierde la esperanza de poder dárselo”, asegura la mujer.
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