Más Información
Sheinbaum reacciona a uso de helicóptero privado por Monreal; “Debemos ser un ejemplo a la sociedad”, dice
Detienen a “El Pelón" operador de “Los Chapitos” en Sonora; coordina enfrentamientos contra “Los Mayos”
Tras elección en la CNDH, Nashieli Ramírez pide piso parejo; “no sé si pequé de ilusa, no veía tan cantado”
Claudia Sheinbaum dice que ni la oposición ni Corte ni medios los venció; “la línea es clara”, reitera sobre reforma judicial
Bruselas.- Más allá de haber completado el año en el cargo y de dar la impresión de aplacar el desorden al interior de las filas del Partido Conservador, Rishi Sunak tiene poco que festejar en su primer aniversario como primer ministro británico tras la fulminante caída de su predecesor Liz Truss.
El estudiante de ciencias políticas en Oxford y antiguo banquero en Goldman Sachs, ha sido incapaz de superar los desafíos que tienen a la economía británica por debajo de su potencial y a cientos de miles de trabajadores participando en huelgas salariales.
Maestros, doctores, enfermeras, operadores de ambulancias, trabajadores de universidades, el servicio postal, el metro capitalino y el sistema ferroviario, han tomado las calles durante el año para exigir mejores condiciones salariales y laborales.
Sin bien se han alcanzado algunos acuerdos, incluyendo uno salarial para los profesores, el calendario de huelgas en el Reino Unido sigue siendo nutrido. Por ejemplo, el sindicato de los trabajadores del metro de Londres (RMT) contempla más acciones de protesta por una disputa que contempla el recorte de 600 empleos y la implementación de “condiciones de trabajo perjudiciales”.
“El recorte de empleos y las agresiones a las condiciones (laborales) van a provocar que haya menos personal en estaciones, cierres temporales y que el enfado de los pasajeros aumente. El personal está harto de ver amenazado su medio de vida por la pérdida de puestos de trabajo y los ataques a sus condiciones laborales”, afirma el secretario general del RMT, Mick Lynch.
Con Sunak la economía británica no se ha hundido pero tampoco ha crecido, de acuerdo con información de la Librearía de la Cámara de los Comunes.
Luego del rebote global tras la pandemia, la economía británica crece a mínimos. El Fondo Monetario Internacional anticipa un crecimiento de del 0.5% para este año y del 0.6% para 2024; inferior al 0.7% y 1.2% previsto para la Eurozona y del 1% y 1.3% de Francia.
Si bien el precio de los energéticos no puede desconectarse de los acontecimientos externos, como la guerra de Rusia en Ucrania, las políticas implementadas no logran frenar el aumento de precios.
En septiembre el gas aumentó 2% y la electricidad en 7%. Los incrementos se añaden a las subidas del año anterior, 96% y 53% respectivamente. Según las últimas previsiones, el precio de la energía aumentará en torno a 75 libras en el primer trimestre de 2024.
“La confianza de los consumidores cayó nueve puntos este mes (…) esta fuerte caída pone de manifiesto que la crisis del coste de vida y la falta de dinero para llegar a fin de mes siguen ejerciendo enorme presión sobre muchos consumidores”, sostiene Joe Staton, Director de Estrategias de Clientes de la firma Growth from Knowledge (GfK).
Tampoco hay entusiasmo en la clase empresarial. La última encuesta realizada por la Oficina Nacional de Estadísticas señala que el 24.9% de los hombres de negocios piensa que el rendimiento de su firma aumentará en los próximos 12 meses, mientras que el 10.7% cree que disminuirá; más del 40% piensa que todo seguirá igual.
Sunak llegó al poder en un segundo intento. Sus aspiraciones al 10 de Downing Street quedaron al descubierto en julio de 2022, cuando dimitió como Ministro de Finanzas. Su renuncia, argumentando “diferencias fundamentales”, detonó el colapso del Gabinete del premier Boris Johnson.
Contendió para relevar al populista Johnson, pero perdió la final ante la antigua Ministra de Exteriores, Liz Truss, quien ganó el apoyo de los votantes conservadores.
Mes y medio después de asumir la jefatura de Gobierno, Truss dimitió consecuencia del desvanecimiento de su autoridad en el Gabinete y el partido, en parte por un controvertido plan económico.
El diputado por el distrito de Richmond aprovechó la coyuntura, y con el aval de más de un centenar de tories, quienes lo apoyaron en su rebelión ante Johnson, logró colocarse como favorito para dirigir a la familia conservadora, convirtiéndose en el quinto premier en seis años.
Un año después de llegar al cargo, como ocurrió con sus predecesores, Sunak no está exento de peligros. Una nueva rebelión liderada por Truss comienza a tomar forma. Si bien el bloque que apoya la visión de Truss, de "hacer que Gran Bretaña vuelva a crecer", representa menos de la quinta parte del total de los “tories”, ese bloque equivale aproximadamente al número de legisladores que da a Sunak la mayoría parlamentaria.
Está previsto que la presión aumente conforme las distintas fracciones conservadoras fijen posiciones de cara a las elecciones generales del próximo año.
Las encuestas de opinión siguen vaticinando la catástrofe para Sunak y su partido. Según la firma Ipsos, la oposición laborista mantiene la confortable ventaja de 20 puntos frente a los conservadores.
Sunak está perdiendo en la guerra de percepciones: casi 9 de cada 10 británicos cree que Gran Bretaña necesita un nuevo equipo de líderes y el 63% piensa que su Gobierno está haciendo un mal trabajo para reducir coste de la vida.
En el índice de aprobación sale reprobado. El 24% tiene una opinión favorable del primer premier británico de padres de ascendencia india, tres puntos menos en comparación a la evaluación de agosto, y solo el 22% está satisfecho con su desempeño; el 66% lo reprueba.
En cuanto a la Unión Europea, con Sunak hay una tregua luego de siete años de gran virulencia. Bajo su dirección Londres y Bruselas finalmente llegaron a un compromiso sobre uno de los mayores contenciosos del Brexit, el protocolo de Irlanda del Norte.
“Pero la mejora del tono no indica un cambio profundo en la relación entre el Reino Unido y la UE; el Partido Conservador, en el Gobierno, cuenta con muchos partidarios del Brexit y tiene una fuerte tendencia populista. Sus principales figuras siguen diciendo o haciendo cosas que molestan a los líderes europeos”, afirma en un análisis Charles Grant, Director del think tank Centre for European Reform.
“El restablecimiento verdadero de las relaciones entre el Reino Unido y la UE probablemente tendrá que esperar a la llegada de un gobierno laborista”, apunta.