Washington.— Los homenajes en memoria del ex presidente de Estados Unidos, George H. W. Bush, iniciaron ayer en Washington DC con una ceremonia solemne y tributos a su servicio y decencia, mientras los restos del 41 presidente eran colocados en la rotonda del Capitolio para tres días de luto por parte de la élite política y de los ciudadanos.
Con el ataúd sobre el Catafalco de Lincoln —utilizado por primera vez para el funeral de Abraham Lincoln en 1865— la clase política, los nueve jueces del Tribunal Supremo y la familia del fallecido ex presidente, encabezada por su hijo George W. Bush, le rindieron honores.
Bush fue presidente de 1989 a 1993 y falleció el viernes a los 94 años.
El vicepresidente Mike Pence estuvo encargado del discurso, en el cual describió a Bush como un hombre tan modesto que nunca escribió una biografía, pero que dejó su huella en cartas y notas manuscritas.
“El presidente Bush fue un gran líder que tuvo un gran impacto en la vida de esta nación. No sólo era un buen hombre, sino que estaba dedicado a su esposa, a su familia y sus amigos”, recordó Pence.
En medio de la solemnidad de la ceremonia, Pence provocó sonrisas cuando recordó que, una vez, Bush bromeó diciendo que el trabajo de vicepresidente “era algo en lo que no había que hacer nada sustancial”.
La capilla ardiente en el Capitolio abrió ayer sus puertas al público a las 19:30 hora local y las cerrará el miércoles a las 07:00 am, puesto que ese mismo día tendrá lugar la ceremonia oficial del funeral de Estado en la catedral de Washington. El oficio contará con la presencia de Trump y la primera dama, Melania, quienes también asistieron ayer.