CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa emérito Benedicto XVI atribuyó el escándalo de abusos sexuales que afecta a la Iglesia Católica a los efectos de la revolución sexual de la década de 1960 y al colapso general de la moral, pero algunos teólogos lo acusaron de tratar de exculpar a la institución religiosa.

En un inusual ensayo, Benedicto -quien durante 23 años dirigió la oficina doctrinal del Vaticano, que ha sido ampliamente criticada por su manejo de los casos de abuso sexual- argumenta que la revolución sexual llevó a algunos a creer que la pedofilia y la pornografía son aceptables.

El religioso de 91 años, quien en 2013 se convirtió en el primer Papa en seis siglos en renunciar a su cargo, también lamentó que algunos seminarios católicos tengan una cultura abiertamente gay y, por lo tanto, no capaciten a los sacerdotes de la manera adecuada.

"Se podría decir que en los 20 años entre 1960 y 1980, los estándares previamente normativos con respecto a la sexualidad se derrumbaron por completo y surgió una nueva normalidad", escribió Benedicto.

Benedicto fue jefe de la oficina doctrinal antes de convertirse en Papa en 2005. Estaba a cargo en 2002, cuando se dio a conocer la primera ola de casos de abusos en Boston.

Los escándalos de abusos en Irlanda, Chile, Australia, Francia, Estados Unidos, Polonia, Alemania y otros países han llevado a la Iglesia a pagar miles de millones de dólares en compensaciones a las víctimas y la han obligado a cerrar parroquias. Muchos casos se remontan a décadas antes de los años 60.

Las revelaciones de que los sacerdotes envueltos en casos de abusos a menudo eran trasladados de parroquia en parroquia en lugar de ser expulsados ​​o procesados ​​penalmente han sacudido a la Iglesia a nivel mundial y han socavado su autoridad.

A fines del año pasado, el cardenal australiano George Pell se convirtió en el líder católico de más alto rango en ser condenado por delitos sexuales contra niños. Su rol como exasesor del Papa Francisco llevó el escándalo al corazón de la administración papal.

Benedicto ofreció sus comentarios en un largo ensayo en Klerusblatt, una revista mensual de la Iglesia de su nativa región de Baviera, en Alemania. Un funcionario del Vaticano confirmó que el documento es auténtico.

Sin embargo, algunos teólogos criticaron en Twitter las palabras de Benedicto.

"Esta es una carta embarazosa", dijo Brian Flanagan, profesor de teología en la Universidad Marymount, en Virginia. "La idea de que los abusos eclesiásticos a niños fue resultado de la década de 1960 (...) es una explicación vergonzosamente errónea del abuso sistemático a niños y niñas y su encubrimiento".

En tanto, Massimo Faggioli, profesor de teología de la Universidad de Villanova, calificó el texto como "una caricatura" de la Iglesia sobre el periodo posterior al Concilio Vaticano II, "con toda su inventiva y algunos errores trágicos".

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