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El senador republicano Mitt Romney anunció este martes que no se opondrá a una votación en el Senado para confirmar a quien Donald Trump designe para la Corte Suprema antes de las elecciones del 3 de noviembre.
La posición de Romney -muy crítico de Trump - centraba la atención después de que dos senadoras republicanas dijeran que la votación no debía hacerse antes de las elecciones.
"Contemplo seguir la Constitución y los precedentes al considerar a la nominada de Trump. Si una nominación llega al Senado pienso votar según sus calificaciones", indicó el senador en un comunicado.
Con Romney, los republicanos garantizan tener los 51 senadores que necesitan para votar por la nominada de Trump que, en caso de ser avalada, sustituirá, de forma vitalicia, Ruth Bader Ginsburg, fallecida el pasado viernes a los 87 años y convertida en un icono progresista.
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Trump dijo que anunciará su decisión el sábado.
El presidente de Estados Unidos , Donald Trump, nominará a una jueza para el Tribunal Supremo, cuyo nombre aún se desconoce y cuya confirmación depende del Senado , donde los republicanos ya se han asegurado una mayoría suficiente para aprobar el nombramiento.
"Anunciaré mi nominado para el Tribunal Supremo el sábado, en la Casa Blanca", dijo este martes en Twitter el mandatario, que agregó que la hora exacta se anunciará más adelante.
Este lunes, Trump adelantó que planeaba hacer el anuncio el viernes o sábado y que quería que una mujer sustituyera a la magistrada Ruth Bader Ginsburg, fallecida el pasado viernes a los 87 años y convertida en un icono progresista.
La decisión de Trump de retrasar el anuncio hasta el fin de semana reduce todavía más el calendario para confirmarla en el Senado antes de las elecciones del 3 de noviembre.
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La decisión de Trump de nominar de inmediato a una sustituta de juez Ginsburg ha generado polémica porque la veterana jueza progresista dejó escrito, antes de morir, que su "deseo más ferviente" era "no ser reemplazada hasta que haya un nuevo presidente", tras los comicios.
En 2016, cuando otra muerte dejó una vacante en el Supremo, el líder de la mayoría republicana del Senado, Mitch McConnell, ignoró al sustituto que había elegido el entonces presidente Barack Obama y ni siquiera programó una votación al respecto, con el argumento de que no tenía sentido aprobarlo en un año electoral.
Sin embargo, esta vez McConnell sí se ha comprometido a someter a voto a la candidata que seleccione Trump, y para confirmarla, necesitaría una mayoría simple, por lo que los republicanos pueden permitirse perder hasta tres de los 53 escaños que ocupan en el Senado.
Romney, muy crítico con el mandatario, era uno de los senadores que podían haber roto filas con su partido, pero sus declaraciones cimientan la mayoría republicana en el Senado.
Trump está considerando a cinco candidatas para el Tribunal Supremo, un puesto vitalicio.
La favorita en la lista de Trump es Amy Coney Barrett, una magistrada conservadora de apenas 48 años; seguida de la cubano-estadounidense Bárbara Lagoa, de 52; y de Allison Jones Rushing, de solo 38; además de una abogada de la Casa Blanca, Kate Todd; según fuentes cercanas al proceso de selección citadas por The New York Times.
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Todas ellas se ajustan supuestamente a los criterios que Trump ha asegurado buscar en una juez, con el objetivo de ganarse el favor y los votos de la derecha cristiana: la oposición al aborto y la defensa férrea del derecho a portar armas.
La confirmación de otra jueza conservadora en el Supremo inclinaría a la derecha la composición de esa corte probablemente durante décadas, porque dejaría a seis magistrados de esa tendencia política frente a apenas tres de corte progresista, a cuyas filas pertenecía Ginsburg.
lsm/fml