Santiago de Chile.— Las tensiones y sensibilidades dentro de la izquierda chilena por el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 que instaló la dictadura de Augusto Pinochet, provocó ayer la renuncia del coordinador designado por el presidente Gabriel Boric para los actos conmemorativos por el 50 aniversario.

Patricio Fernández, exdirector de la revista satírica The Clinic, renunció tras recibir fuertes críticas de parte de parlamentarios en su mayoría del Partido Comunista y de organizaciones defensoras de derechos humanos, que lo acusaron de “relativizar” el golpe de Estado contra el socialista Salvador Allende durante una conversación en una radio local.

Tras el derrocamiento del gobierno de Allende (1970-1973) se instaló una dictadura que dejó más de 3 mil 200 víctimas, entre muertos y desaparecidos.

A casi dos meses de la conmemoración, a la que se espera asistan varios mandatarios de América Latina, la polarización se ha acrecentado en la sociedad chilena, con un número importante que justifica y defiende la figura de Pinochet, de acuerdo con encuestas recientes.

Fernández quedó en el ojo de la tormenta tras afirmar en una entrevista con el sociólogo Manuel Antonio Garretón que uno de los desafíos principales de la conmemoración es “acordar que los sucesos posteriores a ese golpe son inaceptables en cualquier pacto civilizatorio”.

Esa declaración fue considerada poco contundente por agrupaciones de víctimas, que lo acusaron de relativizar el golpe e incluso de negacionista.

En un carta firmada por más de 160 agrupaciones se acusó a Fernández de no condenar el golpe de Estado, “restándole valor y desconociendo la relación de causa y efecto entre el golpe de Estado y las violaciones a los derechos humanos”.

“Tiene que ser un requisito de quien coordine las actividades de los 50 años (...) que no tenga ni un grado de negacionismo posmoderno que permea a muchos sectores de nuestra sociedad”, afirmó la diputada del Partido Comunista Carmen Hertz, cuyo esposo fue ejecutado por militares en octubre de 1973.

“Jamás he justificado el golpe. Muy, muy por el contrario, soy un convencido de que cuidar y defender la democracia es una tarea inclaudicable”, dijo Fernández desde el inicio de esta polémica que lo obligó a renunciar en menos de una semana.

El presidente chileno, el izquierdista Gabriel Boric, declaró el miércoles que, aunque aceptó la renuncia de Fernández, valoró su trabajo y no tiene dudas de que él “jamás justificaría el quiebre de la democracia en un golpe de Estado”. En medio de la división política de la alianza gobernante, los diputados de derecha se solidarizaron con Fernández.

El presidente chileno recalcó el rol de las organizaciones de derechos humanos “fundamentales para avanzar en algo de justicia, aún insuficiente, por los brutales crímenes de la dictadura” y añadió que estas agrupaciones “han sido el pilar para mantener viva la memoria cuando muchos querían cómodamente olvidar”.

Por ahora, según señaló Presidencia, la organización de las actividades conmemorativas de los 50 años “continúan a cargo del Ministerio de las Culturas”, en coordinación con los distintos ministerios, servicios de gobierno y la Presidencia.

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