Washington.— Casi mil 700 sacerdotes y otros miembros del clero sobre los que pesan señalamientos de abuso sexual infantil viven con poca o nula supervisión de las autoridades eclesiásticas o policiales, según una investigación de AP.
Décadas después de que la primera oleada de estos escándalos azotara diversas Diócesis en Estados Unidos, algunos de estos diáconos se desempeñan en otros cargos.
A la fecha, las Diócesis han compartido los nombres de más de 5 mil 100 miembros del clero con acusaciones creíbles, más de tres cuartas partes de ellos el año pasado. La AP investigó los casi 2 mil que aún viven para determinar en qué han trabajado.
Según la revisión, más de 160 continuaban trabajando con paga o como voluntarios en iglesias, entre ellas decenas de Diócesis católicas en el extranjero.
Alrededor de 190 obtuvieron licencias profesionales para trabajar en educación, medicina, trabajo social y asesoría jurídica, entre ellos 76 que hasta agosto continuaban teniendo credenciales válidas en esos campos.
En la pesquisa se hallaron casos en los que los curas atacaron de nuevo. Por ejemplo, Roger Sinclair, quien fue expulsado en 2002 de Greensburg, en Pensilvania, por abusar presuntamente de un adolescente, fue detenido en 2017 por otro caso.