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Una de las historias más comentadas en los tabloides de Reino Unido tuvo que ver con un acto controversial que derivó en uno de los juicios más discutidos de hace varios años.
En 2014, Sarah Sands , una ciudadana inglesa, asesinó a un hombre por abusar de su hijo, de 12 años en ese entonces.
El caso dio mucho qué hablar por esos tiempos, pues Sarah fue capturada y condenada a más de siete años de prisión.
En 2014, Michael Pleasted, un hombre, de 77 años, le ofreció trabajo al pequeño Bradley, el hijo de Sarah . El niño estaría encargado de ciertos oficios en una tienda de abarrotes.
Sarah
vio en este empleo una significativa ayuda, además, según contaron los medios en ese entonces, Pleasted era para muchos un vecino amable con quien no solía presentarse ningún tipo de inconveniente.
Bradley empezó a trabajar y, tan solo semanas después, cambió su comportamiento.
De un momento a otro el niño, de 12 años, hacía lo posible por no ir a la tienda. A ello se le sumaron ciertas señales de abatimiento en su rutina diaria.
Sarah
acompañó a Bradley en su decisión de no volver al trabajo.
Semanas después salieron a la luz los primeros señalamientos por abuso contra Pleasted . Otros dos niños indicaron que el anciano había abusado de ellos en la tienda.
Fue entonces cuando Bradley decidió contar que él también sufrió agresión sexual por parte de su vecino.
Foto: Especial
Pleasted
fue investigado y estuvo algunos días detenido. Sin embargo, se declaró inocente y las pruebas no fueron suficientes para condenarlo. Entonces regresó al complejo residencial en el cual vivía.
Sarah se enteró de ello. Sin pensarlo dos veces, dio aviso a las autoridades. Reportó que un presunto abusador estaba en libertad en esos momentos y vivía al lado suyo.
Sin embargo, no hubo reacción por parte de los oficiales.
Sarah
fue hasta el apartamento de Pleasted a encararlo. Quería instarlo a confesar sus crímenes, sobre todo el cometido contra su hijo Bradley. El anciano negó todas las acusaciones. Según contó la misma Sarah durante el juicio, ella volvió a la casa por un arma para asesinarlo.
“Lo golpeé en su frente con el cuchillo y él me agarró. Perdí el control. No podía permitir que nadie más saliera lastimado, alguien tenía que proteger a la gente (…) él hizo daño a mi hijo Bradley, mi hijo pequeño”, indicó ante las autoridades.
Ella fue capturada casi de inmediato por el asesinato.
En 2015, fue condenada a tres años y medio de prisión por “homicidio involuntario por pérdida de control”. Pese a ello, a la condena se le sumaron cuatro años más durante una apelación en un tribunal. Según indicó el reporte oficial de ese entonces, las autoridades no creyeron ser lo suficientemente “severas” con la cantidad de tiempo inicial.
“Hice lo que haría cualquier madre por lo que le hizo a mi pequeño. Nunca volvería a asesinarlo. No me veo como una asesina, pero no me arrepiento (…) Al menos sé que no puede lastimar a nadie más. No soy mala persona, sé que hice algo malo, nunca lo he negado y he recibido el castigo”, afirmó en ese entonces.
Entre 2014 y 2015, el juicio tomó tintes de la denominada ‘justicia por mano propia’ cuando se supo que Michael Pleasted , la víctima, tenía un prontuario de 24 delitos contra menores cometidos entre 1970 y 1990.
El agresor había sido registrado bajo otro nombre – Pleasted se cambió el nombre a principios de siglo–, lo cual explica el desconocimiento de su pasado criminal.
Sarah
finalizó su condena de siete años y medio esta semana. Ahora es libre.
agv