Bruselas. La captura de rehenes, varios de ellos extranjeros, por parte de la milicia Hamas durante el operativo estilo militar realizado en Israel, añade al conflicto en curso una dimensión internacional.
El muro humano de ciudadanos extranjeros secuestrados por Hamas supone un obstáculo adicional para la campaña aérea de Israel y la incursión terrestre.
Desde el arranque, el grupo islamista sentenció que ejecutará "públicamente" a rehenes civiles si Israel ataca casas de inocentes en Gaza sin previo aviso.
El papa Francisco, así como muchos otros líderes mundiales, ha pedido “que los rehenes sean liberados inmediatamente”.
El Gobierno del premier Benjamin Netanyahu parece estar determinado a arrasar con la existencia de la organización islamista, cueste lo que cueste.
Se desconoce el número preciso el número de personas que permanecen en la Franja de Gaza tomados por la fuerza por los combatientes, pero se trata de decenas, probablemente más de 150.
No sólo proceden de Israel, sino también de otros países. Entre ellas hay dos de México, una de Tailandia, tres de Brasil, un estudiante de Nepal y una joven de China, identificada como Noa Argamani.
El Gobierno británico teme que 17 ciudadanos han muerto o estén desaparecidos; se ha confirmado la muerte de Jake Marlowe, el británico que había sido reportado en la lista de rehenes.
Francia ha confirmado la muerte de 11 ciudadanos franceses y desconocía hasta el martes el paradero de al menos 18. La primera ministra francesa, Elisabeth Borne, dijo ante el Senado que probablemente varios niños franceses han sido secuestrados por Hamas.
El Departamento de Estado estadounidense ha confirmado la muerte de al menos 22 ciudadanos estadounidenses, y al menos otros 17 están desaparecidos.
Alemania ha abierto una investigación contra miembros de Hamás por crímenes (toma de rehenes y asesinato) contra alemanes. De acuerdo con el Cuarto Convenio de Ginebra de 1949, la toma de rehenes durante los conflictos armados es una violación del derecho internacional y constituye un crimen internacional.
Si bien no hay ningún antecedente comparable con los actos de barbarie cometidos por Hamas y el contexto actual es altamente volátil, al tratarse de una confrontación entre un Estado y una fuerza beligerante con ideales políticos y religiosos radicalizados, a lo largo de la historia la mediación de un tercero ha sido el mecanismo más empleado para gestionar conflictos tanto a nivel nacional como internacional.
Entre los episodios exitosos de la liberalización de rehenes, figura el proceso que condujo a resolver el conflicto entre Estados Unidos e Irán. En 1979, la Embajada estadounidense fue tomada como rehén por fundamentalistas iraníes. El bienestar del personal diplomático estaba en juego a menos que se cumplieran las exigencias de los captores.
Luego de 444 días los rehenes fueron liberados después de que el gobierno de Argelia ayudara a negociar un acuerdo entre ambos. Durante la crisis de rehenes, Estados Unidos adoptó una serie de medidas para ejercer presión económica y política sobre Irán; como la congelación de activos y restricciones a transacciones internacionales.
“El papel de intermediario de Argelia que condujo a la liberación de los rehenes estadounidenses en Irán ofrece un caso interesante de análisis de parcialidad del mediador”, explicó Scott Gartner en un artículo divulgado en 2014 en la Arbitration Law Review, una publicación de la Pennsylvania State University.
“Se sabía que Argelia tenía estrechos vínculos con Irán, a pesar de ello, fue aceptado por EU. Este caso es citado con frecuencia para apoyar la opinión de que el sesgo del mediador puede ser tan importante como cualquier otro atributo del tercer actor a la hora del éxito de los esfuerzos de mediación”.
También está el caso de los 10 policías y militares que estaban en poder de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) desde hace más de una década. Los cautivos volvieron a sus familias en 2012 como resultado de una operación largamente planeada y supervisada por la Cruz Roja, el gobierno de Brasil y la ex senadora colombiana, Piedad Córdoba.
Otro capítulo fue escrito por Libia, que desempeñó un papel clave en las negociaciones con los rebeldes del movimiento separatista yihadista Abu Sayyaf, activo en el sur de Filipinas desde 1991.
Un reporte del Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos, sostiene que Libia habría negociado el pago del rescate de casi 30 rehenes que Abu Sayyaf habría secuestrado en distintas operaciones, incluyendo en dos complejos turísticos en Malasia en 2000. Se estima que el importe del rescate de tres periodistas franceses tomados como rehenes en julio de ese año fue de entre 10 y 25 millones de dólares.
De acuerdo con el gobierno filipino, Abu Sayyaf utilizó los fondos para reclutar nuevos miembros, sumando más de mil, y adquirir equipo, incluyendo comunicaciones y lanchas rápidas.
El estado de Israel también se ha confrontado con estos dilemas, aunque nada equiparable al actual. El soldado israelí Gilad Shalit estuvo cautivo en Gaza durante cinco años. Fue liberado en 2011 en un canje de más de mil palestinos presos.
La alternativa a una salida negociada es la localización y rescate de los secuestrados, una misión delicada en una zona altamente poblada y con una extensión de 40 kilómetros de largo y 12 kilómetros de ancho. Un elemento favorable de los servicios israelíes es el alto número de cautivos, esto eleva la posibilidad de que se filtre información sobre su ubicación.
“Desgraciadamente, las operaciones de rescate de rehenes presentan algunos de los escenarios tácticos más desafiantes para las fuerzas armadas, especialmente en un entorno como el de Gaza”, sostiene un análisis elaborado por John Tramazzo, Kevin Coble y Michael Schmitt y publicado por el Instituto Lieber sobre Derecho y la Guerra.
“Hamás ha violado las normas de guerra. Los implicados están sujetos a enjuiciamiento en todo el mundo como criminales de guerra en virtud del derecho penal internacional”, detalla.
Ante la crisis, el Canciller alemán, Olaf Scholz, parece haber tomado el liderazgo internacional para la liberación con vida de los rehenes. De inicio pidió a Qatar, que tiene canales de comunicación con los más altos mandos de Hamas, mediar en la liberación.
La dinámica de la diplomacia internacional, especialmente en el contexto de Oriente Próximo, dependerá del éxito o fracaso que pueda tener una eventual mediación.