Washington.— Uno de los grandes pilares de Joe Biden durante la campaña electoral que le llevó a la Casa Blanca fue su compromiso en hacer un cambio radical en la política migratoria de los Estados Unidos de Donald Trump . La migración , y concretamente su criminalización, fueron clave en el gobierno del expresidente, y el demócrata tenía en su agenda modificar medidas calificadas de “inhumanas” y “antiamericanas”.
Un año después de su llegada al poder, la sensación general es que Biden no ha hecho tanto como se esperaba, que no ha cortado de raíz las tendencias en materia migratoria. Sin embargo, un estudio reciente del Migration Policy Institute ( MPI ) pone esa teoría en cuarentena, poniendo matices al trabajo de la administración demócrata en migración y apuntando que, si bien no tan profunda y espectacular como se esperaba y deseaba, sus avances en medidas favorables a los migrantes han dominado sus primeros 365 días en el poder.
Según su recuento, la administración Biden suma 296 acciones ejecutivas sobre migración en su primer año, más que ninguna otra presidencia en la historia; de las cuales 89 (más de un 30%) destinadas a deshacer o empezar a deshacer políticas de Trump. En comparación, el gobierno de Trump había hecho 86 en este punto de mandato; terminaría sus cuatro años de gobierno con 472.
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“El ritmo de cambio de la administración Biden ha pasado en gran medida desapercibido, con activistas de los derechos de los inmigrantes acusándola de ir demasiada lenta para desentrañar las acciones de Trump, y los conservadores criticando duramente lo que ven como una falta de atención al aumento de los flujos en la frontera entre Estados Unidos y México”, dice el estudio.
El MPI no descarta ni desmerece la percepción de que el gobierno de Biden ha hecho poco en la materia; al contrario: reconoce que gran parte de esa sensación se debe a la “falta de avances” en dos puntos clave, dos promesas de campaña fundamentales: la legalización de los 11 millones de indocumentados que se estima que viven en el país, y la reconstrucción de un sistema de asilo totalmente destrozado por la administración Trump, especialmente en lo concerniente a la frontera entre Estados Unidos y México.
Fue el propio Biden quien puso las expectativas “altas”, como recuerda el MPI, al firmar el primer día de gobierno seis órdenes ejecutivas en inmigración, incluyendo su plan marco para una reforma integral de la inmigración, un movimiento “ambicioso” para “establecer un contraste fuerte con la era Trump y su distintiva posición antiinmigración” y declarar que “la inmigración era una prioridad alta” para la nueva presidencia.
“Pero la administración ha tenido problemas para hacer frente a las llegadas récord a la frontera sur de EU, generando inquietud en todo el espectro político. Y con la puerta a la acción del Congreso sobre inmigración casi cerrada, la base de los demócratas está inquieta”, recoge el informe del MPI.
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“Si bien todas las expectativas incumplidas de la frontera y la falta de legalización han consumido todo el oxígeno en la sala, debemos estar atentos a las importantes acciones ejecutivas que ha implementado la administración en el transcurso del último año”, apuntó Muzaffar Chishti , uno de los autores del informe, en un encuentro virtual para presentar su trabajo.
A pesar de que toda la atención se ha centrado en temas de frontera y la parálisis en el Congreso en cuanto a la prometida reforma migratoria, “no puede haber duda de que a través de acciones ejecutivas de gran y pequeño calibre la administración ha avanzado o cambiado políticas de manera que tienen un impacto significativo en la protección humanitaria, la aplicación de la ley de inmigración y la inmigración legal”, resume Chishti en su documento.
Uno de los grandes cambios ha sido en materia de persecución de indocumentados a nivel interno. Los cambios implementados “han sido de los más radicales e impactantes y, sin embargo, entre los menos destacados”, asegura el reporte. “Esto es un contraste marcado con la política de la administración Trump, bajo la cual prácticamente todos los 11 millones de inmigrantes no autorizados se consideraron prioridad para la expulsión”.
Además, se han eliminado algunas barreras de entrada, especialmente en la extensión de la protección temporal de algunos inmigrantes y con el aumento del límite de refugiados.
Donde la administración Biden ha “sufrido para articular una visión clara es en su política en la frontera, y sus acciones han parecido en gran medida reactivas”. Una de las críticas del informe es una de sus decisiones más controversiales: el mantenimiento de las expulsiones ‘en caliente’ amparándose en temas de salud pública, con la justificación de la pandemia . Eso ha llevado a más de 990 mil expulsiones bajo esa normativa, más del doble que la administración Trump.
En tema de frontera y migración, el MPI apunta también que la administración Biden “ha enviado mensajes contradictorios” a los potenciales migrantes y al público en general.
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En un encuentro con periodistas, el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas , hizo un balance positivo del primer año en materia migratoria de la administración Biden.
“Estamos reconstruyendo un sistema de asilo que fue completamente desmantelado en la administración anterior. Hemos restaurado DACA para los jóvenes que solo conocen a los Estados Unidos como su hogar”, dijo, enfatizando que hay una mejora clara con respecto a hace un año. “Tenemos que pensar dónde estábamos, dónde estamos ahora y la promesa que tenemos por delante”, resumió.