El primer año de gobierno de Javier Milei estuvo marcado por varios cambios y posicionamientos disruptivos en política exterior, especialmente en su relación con Estados Unidos y en su actitud hacia varios países latinoamericanos.
Desde su victoria, Milei ha mostrado un respaldo claro y contundente a Donald Trump, con quien mantiene una relación estrecha, lo que ha incluido una visita personal a su residencia en Mar-a-Lago.
El mandatario ha manifestado su lealtad tanto al republicano como a otros líderes de la derecha global, lo que se traduce en una postura favorable a políticas conservadoras para Argentina.
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Además, Milei ha dejado de lado las posturas históricas del país de la plata sobre Palestina, lo que ha enfurecido a los países árabes.
La relación entre él y Trump ha sido uno de los elementos clave de su política exterior, especialmente en relación con un posible acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, que se sumaría al acuerdo recién pactado entre el Mercosur y la Unión Europea.
Sin embargo, este vínculo ha puesto al mandatario albiceleste en conflicto con varios presidentes latinoamericanos, a quienes ha descalificado de manera directa.
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Milei y su tensa relación con líderes de izquierda en América Latina
Líderes como Lula da Silva, Pedro Sánchez, Gustavo Petro y el expresidente Andrés Manuel López Obrador han sido objeto de críticas e incluso insultos por parte del presidente argentino, lo que ha enfriado las relaciones diplomáticas en la región.
En el caso de Pedro Sánchez, Milei cargó duramente pues lo calificó como “la tortura que tienen los pobres españoles” y lo vinculó con lo que considera “la basura del socialismo”.
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Mientras que con López Obrador, el presidente de Argentina lo calificó de “ignorante”, pues afirmó que las críticas del exmandatario hacia él lo “enaltecen” y añadió que el socialismo promovido por líderes como el mexicano han llevado a graves retrocesos económicos y sociales, utilizando como ejemplo el impacto del populismo en Argentina.
Milei también rechazó las críticas de López Obrador hacia su modelo privatizador, destacando los problemas económicos que, según él, ha generado el populismo en América Latina.
Además, Milei ha dejado claro su desprecio por los regímenes de Cuba, Nicaragua y Venezuela, con especial énfasis en Nicolás Maduro. La situación con Venezuela se complicó aún más cuando Maduro expulsó a los diplomáticos argentinos, lo que llevó a la sede diplomática a ser custodiada por Brasil, otro país con el que Milei mantiene relaciones tensas.
El giro hacia Estados Unidos y el rechazo a gobiernos de izquierda en América Latina marcan un contraste con su retórica de apertura económica.
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Milei apuesta por cooperación con China sin romper lazos con EU
Mientras avanza con reformas económicas que responden en parte a demandas del empresariado estadounidense, su gobierno se enfrenta a la dificultad de equilibrar sus relaciones con el poder creciente de actores como China, con quienes también busca mejorar la cooperación, a pesar de las tensiones internas en la política global.
Este contexto de relaciones internacionales refleja un giro claro hacia una política exterior alineada con la derecha global y un distanciamiento de la tradición de los gobiernos latinoamericanos previos.
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