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"No podemos aguantar cuatro años más de Donald Trump".
Después de varias semanas de especulación, el locutor de radio y excongresista estadounidense Joe Walsh confirmó este fin de semana su postulación a la nominación del Partido Republicano para las elecciones presidenciales de 2020.
Walsh se convirtió así en el segundo hombre en desafiar al presidente Trump, que en junio anunció formalmente su candidatura a la nominación de su partido.
El otro político republicano que aspira a la nominación es Bill Weld, exgobernador de Massachusetts, que lanzó su candidatura el pasado abril.
Los dos hombres enfrentan ahora una batalla cuesta arriba para hacerse con un Partido Republicano que se ha remodelado a la imagen de Trump.
¿Quiénes son estos dos contendientes?
Excongresista ultraconservador
"El país está harto de los berrinches de este hombre, es un niño", dijo Walsh el domingo en una entrevista en el programa de la cadena ABC This Week.
El excongresista republicano, de 57 años, apareció en varios programas televisivos para explicar las razones de su postulación, que anunció a través de Twitter.
"Amigos, estoy dentro. No podemos aguantar cuatro años más de Donald Trump. Y por eso postulo a la presidencia. No será fácil, pero la valentía nunca es fácil. Juntos podemos hacerlo. Únanse a mí, a nosotros. Mostrémosle al mundo que estamos listos para ser valientes", escribió.
Joe Walsh es conocido como un político ultraconservador que no ha estado exento de polémica.
Fue elegido como miembro de la Cámara de Representantes por el estado de Illinois en 2010, a bordo de la ola del Tea Party, una corriente muy conservadora dentro del Partido Republicano que surgió con la llegada de Barack Obama a la presidencia en 2009.
Desde su escaño en el congreso fue una de las voces más críticas con el gobierno de Obama, a quien acusó de odiar a Israel.
Una vez fuera del cargo, las polémicas continuaron, a menudo por declaraciones emitidas desde su programa radial The Joe Walsh Show.
"Ayudé a crear a Trump", admitió en la entrevista en ABC. "Me siento responsable de ello".
"El presidente nos está llevando a una recesión a golpe de tuit y nos llevará a la guerra a base de tuits", advirtió Walsh
Un improbable héroe de la resistencia
Análisis de Anthony Zurcher, corresponsal de la BBC para Norteamérica
No hace tanto tiempo que Joe Walsh era un congresista lanzallamas de Illinois conocido por sus diatribas contra los liberales en general y el presidente Barack Obama en particular. De hecho, cuando ponía en cuestión el lugar de nacimiento del expresidente demócrata, sonaba parecido a Donald Trump.
Ahora, Trump es el objetivo de las afiladas palabras de Walsh. Ha dicho que el presidente está degradando su cargo y traicionando principios conservadores.
El congresista transformado en locutor representa un improbable héroe para los republicanos anti Trump y para la resistencia de izquierda, pero ambos grupos necesitan aliados allá donde los puedan encontrar. Y aunque la política y la incendiaria historia de Walsh les parezca muy desagradable, quizá se necesite un político al estilo de Trump para batir a Trump.
Haría falta un cataclismo para que Walsh supusiera un desafío serio para el presidente, visto que la popularidad de Trump entre votantes republicanos se acerca al 90%.
Para los oponentes de Trump a izquierda y derecha, sin embargo, quizá sea suficiente con que este nuevo contendiente sea un moscón de la televisión y las redes sociales que dé voz a su enfado y provoque al presidente.
Gobernador republicano en un bastión demócrata
El exgobernador de Massachusetts Bill Weld se convirtió en abril en el primer republicano en desafiar a Trump de cara a 2020.
Weld, de 73 años, difundió un video de campaña en el que contrastó su estilo con el del presidente.
La grabación de tres minutos combina logros políticos de Weld con imágenes de exabruptos de Trump.
El video acaba con el eslogan: "Un Estados Unidos mejor empieza aquí".
Weld basa su credencial como hombre bipartidista en el hecho de ser un republicano elegido en un bastión demócrata como Massachusetts, estado que gobernó de 1991 a 1997 después de trabajar en el Departamento de Justicia bajo el presidente Ronald Reagan.
Fue compañero de fórmula de Gary Johnson en la candidatura libertaria en las elecciones presidenciales de 2016.
"De verdad creo que si tenemos seis años más de lo que ha salido de la Casa Blanca los últimos dos años será una tragedia política", dijo en CNN al presentar su candidatura en abril.
"Me avergonzaría de mí mismo si no levantara la mano para postularme".
Pero subrayando sus pocas posibilidades, los líderes del partido rápidamente rechazaron su campaña.
"Cualquier esfuerzo para desafiar la nominación del presidente está destinado al fracaso", declaró el Comité Nacional Republicano en un comunicado.
Una tarea difícil
Pese a que son varias las voces republicanas que han pedido que una figura del partido le dispute la nominación al presidente, es una tarea con pocas posibilidades de éxito.
Ningún presidente de la era moderna en ejercicio ha perdido la carrera por la nominación de su propio partido para la reelección.
Eso sí, las consecuencias de enfrentar el desafío y desgaste de las primarias han sido históricamente notables.
Tanto el demócrata Jimmy Carter en 1980 como el republicano George Bush padre en 1992 se enfrentaron y se impusieron a contrincantes internos, pero terminaron por perder las reelecciones presidenciales: Carter cayó ante Ronald Reagan y Bush padre ante Bill Clinton.
El republicano Gerald Ford vivió una situación similar -ganó las primarias de su partido para después perder la reelección en 1976-, aunque su caso es especial porque llegó a la presidencia no como ganador de unas elecciones sino por la dimisión de Richard Nixon en 1974.
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