Conocidos como una temible milicia aymara, fiel al expresidente , los Ponchos Rojos vuelven a desatar temor en Bolivia al plantarse como la "retaguardia" del país en rechazo al gobierno de transición de Jeanine Áñez.

Tras la renuncia de Morales el 10 de noviembre y su asilo en México , este grupo -cuya misión principal es luchar contra los "abusos" de la conquista española- se dispone a elegir un nuevo líder indígena para las elecciones convocadas por el gobierno interino, en las que Morales está impedido de participar.

El grupo volvió a la escena luego de que el gobierno proclamado de Bolivia los señalara de presuntamente amenazar la embajada de México en La Paz.

“El incremento de la seguridad se debió a la necesidad de proteger la residencia diplomática, debido a información que recibió el gobierno (boliviano) sobre serias amenazas de violencia por parte de movimientos sociales de la ciudad de El Alto (aledaña a La Paz) y del grupo denominado ‘Ponchos Rojos’, quienes se aprestaban a marchar hacia la residencia con el objetivo de exigir la expulsión del excapitán Juan Ramón Quintana”, dijo en una carta a la CIDH.

Apenas hay datos sobre la fecha de nacimiento del colectivo, pero sí se sabe que se inició por un grupo de voluntarios en Achacachi, una localidad altiplánica pobre a unos 92 km de La Paz, rodeada por las grandes elevaciones de la Cordillera de los Andes.

"Nosotros los llamamos 'el terror de Bolivia', espero que este gobierno sepa contenerlos", asegura María Teresa, una ama de casa de 73 años.

"Nos matan"

Su primera gran acción colectiva fue en 2003, cuando salieron a luchar contra el Ejército, durante la llamada Guerra del Gas en Bolivia, un conflicto social que acabó con el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada.

La página web de Achacachi explica el levantamiento: "Nos humillan, nos roban, nos encarcelan y nos matan, y nadie dice ni hace nada".

En algunas ocasiones se han visto imágenes de sus integrantes, portando viejos fusiles máuser usados por sus abuelos o tatarabuelos en la Guerra del Chaco contra Paraguay en la década del 30 del siglo pasado. También usan látigos llamados chicotes, como señal de autoridad.

¿Quiénes son los Ponchos Rojos, la milicia aymara de Bolivia?
¿Quiénes son los Ponchos Rojos, la milicia aymara de Bolivia?

Esa sensación de injusticia y maltrato es la que sienten con el gobierno transitorio que asumió hace casi un mes con el objetivo de convocar elecciones en Bolivia.

"Actualmente estamos gobernados por los extranjeros", se lamenta Delfín Nina, de 65 años.

"Ellos han estado quinientos y tantos años domesticándonos como animalitos, sacaron a Evo porque era indígena, nosotros vamos a devolver un indígena al poder", añade este hombre vestido con el Lluch'u (Gorro Andino) y el tradicional poncho , para ellos un símbolo de guerra y sangre derramada.

"Vamos a ganar, nosotros somos mayoría", anuncia al recordar que en Bolivia un 60% de la población es indígena .

En el centro de Achacachi, este poblado en el departamento de La Paz a más de 3 mil 800 mts de altitud, hay una estatua dedicada a Túpac Katari, un aymara que enfrentó a los españoles en el siglo XVIII, antes de la fundación del país en el siglo XIX.

“No vamos a pelear por Evo Morales”

Más allá de reconocer los logros de Evo Morales durante sus 14 años de gobierno, creen hay que dar vuelta a la página.

"No vamos a pelear por el retorno de Evo, el dio cátedra de cómo gobernar, pero también hubo errores. Nosotros reconocemos errores, Evo también debe reconocerlos", dice Quispe en alusión a las elecciones del 20 de octubre, en las que Morales se declaró ganador en medio de acusaciones de fraude.

El colectivo es temido por reportes de que toman la justicia por mano propia, sobre todo en Achacachi donde desde 2017 no hay policía ni fiscalía.

Muchos habitantes de ese pueblo entran en pánico al hablar del grupo, al que acusan de terribles hazañas como degollar perros de aquellos que consideran opositores. "Son monstruos", dice una indígena en el mercado.

Pero los Ponchos Rojos niegan ser violentos.

"Somos conocidos como vándalos, asesinos o corruptos: no es así", asegura Quispe. "Los violentos son hombres disfrazados con nuestros ponchos", remata.

lsm

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