Paulo Paulino Guajajara estaba dedicado en cuerpo y alma a defender la .

Pero la vida de Paulo Paulino Guajajara acabó brutalmente el 1 de noviembre cuando sufrió una emboscada por madereros ilegales y fue asesinado de un tiro en el rostro, según las autoridades.

El joven era miembro de los "Guardianes del Bosque", el grupo de cerca de 130 indígenas de la reserva de Araribóia, en el estado de Maranhao, uno de los nueve estados que componen la Amazonia brasileña.

Líderes indígenas habían decidido crear el grupo de guardianes en 2012, para proteger la reserva de las invasiones ilegales de traficantes de tierras y madereros.

La emboscada tuvo lugar en esa reserva de cerca de 410 mil hectáreas, que es hogar de cerca de 6 mil indígenas, incluyendo la etnia a la que pertenecía Paulo Paulino, los Guajajara (o Tenetehar), uno de los grupos indígenas más numerosos de Brasil con cerca de 20.000 integrantes.

La reserva de Araribóia es tan vasta que un grupo no contactado, Awá Guajá, vive en su interior sin comunicación con el mundo exterior.

"Él sabía que podía pagar con su vida, pero no veía otra opción, porque las autoridades no hacían nada para proteger el bosque e imponer la ley", señaló Sarah Shenker, investigadora de Survival International, la ONG británica dedicada a defender los derechos de los grupos indígenas, y quien conoció personalmente a Paulo Paulino.

Las autoridades lanzaron una investigación sobre lo ocurrido: "No escatimaremos esfuerzos en llevar ante la Justicia a los responsables de este grave crimen", tuiteó el ministro de Justicia de Brasil, Sérgio Moro.

Las circunstancias del crimen

El día del asesinato, Paulo Paulino y otro líder indígena que lo acompañaba, identificado como Laércio Souza Silva, habían salido de la aldea "Lagoa Comprida" para cazar, según relatos del Consejo Indigenista Misionero (Cimi), un organismo vinculado a la Iglesia católica.

Laercio Guajajara, Paulo Paulino Guajajara y Olimpio Guajajara, miembros de los Guardianes del Bosque
AFP Survival International
Paulo Paulino Guajajara (centro) formaba parte de los Guardianes del Bosque, el grupo creado por los propios indígenas para proteger el bosque de invasiones ilegales de traficantes de tierras y madereros.

Fue entonces que fueron sorprendidos en medio de la selva por cinco madereros armados.

"Al parar en un lago para buscar agua, Paulo Paulino y Laércio sintieron unos ruidos en la vegetación y pensaron que era un animal. Fue en ese momento que los cinco hombres armados salieron de entre el follaje", relató Souza Silva al cineasta Taciano Brito, que trabaja en un documental sobre la lucha de los Guajajara, según declaraciones recogidas por la prensa brasileña.

"Comenzaron a disparar a poca distancia. Laércio fue herido en el brazo cuando al mirar a un lado vio que Paulino ya había sido alcanzado en el rostro y estaba en el suelo", agregó Brito.

"Laércio intentó tirar del cuerpo de Paulino pero vio que ya estaba muerto. Cuando trató de esconderse en el bosque y huir fue alcanzado por otro disparo en la espalda".

Souza Silva logró escapar y llegar a su aldea, y el Cimi señaló que sus lesiones no son de gravedad.

Los Guardianes del Bosque ya habían hecho "muchas denuncias y alertado muchas veces a las autoridades pero no hicieron nada. Los 'guerreros' están muriendo de forma impune", aseguró Souza Silva.

Shenker recordó la frustración que le había expresado Paulo Paulino Guajajara tras hallar un campamento abandonado de madereros.

"Me enfurece ver esta destrucción de la selva", había expresado el joven en esa ocasión.

"Esta gente piensa que puede venir aquí, a nuestro hogar, y robar nuestro bosque. Nosotros no entramos en su casa a robarles. Siento tanta ira. No lo permitiremos".

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Reacciones

El ministro de Justicia de Brasil, Sérgio Moro, anunció al día siguiente del crimen la apertura de una investigación de la policía federal para esclarecer el asesinato.

El gobernador de Maranhao, Flavio Dino, anunció por su parte la creación de una fuerza especializada para "intentar ayudar" a los guardianes del bosque indígenas, ante la "evidente dificultad de los órganos federales de proteger las tierras indígenas".

Paulo Paulino Guajajara
AFP Survival International
Paulo Paulino era miembro de la etnia indígena Guajajara y vivía en la reserva de Araribóia, en el estado de Maranhao, uno de los nueve estados que componen la Amazonía brasileña.

Organizaciones ambientales y de derechos humanos repudiaron el asesinato y denunciaron el mensaje antiecologista del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, quien ha dicho en repetidas ocasiones que no reconocerá "ni un centímetro más" de tierras indígenas durante su mandato.

El mandatario también está a favor de explorar los recursos minerales de la Amazonía brasileña y rechazó en su discurso ante la ONU este año que el bosque amazónico sea "patrimonio de la humanidad".

Nara Bare, integrante de la Coordinación de Organizaciones Indígenas de la Amazonía Brasileña, COIAB, con una pancarta con el rostro de Paulo Paulino Guajajara
EPA
Representantes indígenas de Brasil pidieron en Bruselas que los países de la Unión Europea no ratifiquen el acuerdo comercial con el Mercosur.

Organizaciones de derechos humanos y medioambientales, como Greenpeace, exigieron que "sean tomadas acciones inmediatas para evitar más conflictos y muertes en la región".

Asesinatos, invasiones e impunidad

Líderes indígenas exigieron el lunes protección para sus comunidades tras el asesinato.

Las reservas indígenas en Maranhao han sido blanco frecuente de ataques de madereros y compradores ilegales de tierras o "grileiros".

Según el Cimi, las invasiones ilegales de tierras indígenas en todo Brasil han aumentado un 44% en los nueve primeros meses de este año, coincidiendo con la llegada a la presidencia de Bolsonaro.

En los primeros nueve meses del año se registraron al menos 160 casos de invasiones en un total de 153 tierras indígenas de 19 estados del país, de acuerdo a la organización.

Paulo Paulino Guajajara en el suelo con un rifle
Reuters
Paulo Paulino Guajajara durante uno de sus patrullajes en la selva amazónica.
Paulo Paulino Guajajara bebiendo agua de un árbol en el bosque amazónico.
Reuters
Paulo Paulino Guajajara bebiendo agua de un árbol en el bosque amazónico.

"Las tierras indígenas vienen sufriendo a lo largo de los últimos años constantes invasiones a pesar de las denuncias realizadas por los indígenas", afrimó a EFE Gilderlan Rodríguez, coordinador de Cimi en Maranhao.

Desde el establecimiento de los Guardianes del Bosque al menos tres integrantes del grupo fueron sido asesinados.

De acuerdo a un informe de Human Rights Watch elaborado con datos del Cimi, en Maranhao se denunciaron 16 asesinatos de líderes indígenas desde 2015, pero ninguno de los casos llegó a la justicia.

El informe denunció la presencia de redes mafiosas detrás de las extracción ilegal de madera en la Amazonia y de la violencia contra indígenas e incendios deliberados con el fin de crear áreas desforestadas para cultivos y ganadería.

La Comisión Pastoral de la Tierra señaló que más de 300 personas fueron asesinadas en Brasil en la última década intentando proteger tierras.

Denuncias en Europa

Sonia Guajajara, líder de la organización que representa a muchos de los cerca de 900 mil indígenas en Brasil, Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil o APIB, denunció el asesinato durante una gira por Europa.

Paulo Paulino Guajajara
Reuters
Survival International denunció que las políticas y la retórica de Bolsonaro dejan a los indígenas "a merced de mafias madereras armadas y despiadadas".

La líder indígena se reunió con parlamentarios en Bélgica y otros países para exhortarlos a no ratificar el tratado de libre comercio acordado en junio entre la Unión Europea y el Mercosur, el bloque comercial que integra Brasil.

"Ratificar este acuerdo sería hacer la vista gorda a lo que esta sucediendo en Brasil. Sería institucionalizar el genocidio".

Líderes indígenas brasileños quemaron este martes un tronco de seis metros ante la Comisión Europea para pedir al Ejecutivo comunitario que frene la "colaboración europea" en la destrucción de la selva y en "los abusos de los derechos humanos" en Brasil.

La responsable de la Coordinación de Organizaciones Indígenas de la Amazonia Brasileña, Nara Baré, señaló que "Europa comparte la responsabilidad del derrame de sangre y destrucción de la selva en Brasil" ya que, "el consumismo europeo aumenta la presión sobre la tierra en todo el mundo".

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