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Donald Trump se enfrenta a un proceso de "impeachment" por supuestamente haber intentado explotar lo que muchos consideran uno de los puntos más débiles de Joe Biden -quien se perfila como su mayor rival en las elecciones de 2020-: su hijo, Hunter Biden.
A sus 49 años, Hunter arrastra un pasado en el que se intercalan tragedias, adicciones y sospechas de tráfico de influencias. La prensa estadounidense ha señalado estos elementos en más de una ocasión como uno de los mayores peligros que enfrenta la campaña electoral de su padre, quien quiere ser el próximo candidato demócrata que le arrebate la presidencia a Trump.
Hunter, acostumbrado a protagonizar portadas con titulares poco favorables, se ha visto inmerso en el nuevo escándalo que rodea al mandatario estadounidense, después de que un informante de los servicios de inteligencia denunciara que Trump intentó presionar al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, para que investigara los negocios de Hunter en el sector energético del país europeo.
Pero ¿por qué el segundo hijo de Biden resulta tan polémico?
Una tragedia familiar
Hunter fue criado en una familia donde todos trabajaban duro para contribuir a la carrera política de su padre.
En 1972, su padre, de apenas 29 años, compaginaba su campaña electoral para el Senado por el estado de Delaware con la crianza de los tres hijos que tenía con su esposa Neilia: Beau, de 3 años, Hunter, de 2, y Naomi, que aún era una bebé.
Biden se encontraba en Washington DC cuando su familia, que iba en un auto a comprar un árbol de Navidad en Delaware, sufrió un accidente de tráfico. Neilia y Naomi murieron.
Beau y Hunter resultaron heridos, pero sobrevivieron. Según Hunter ha contado en entrevistas más de una vez, el recuerdo más antiguo que tiene es el de despertarse en el hospital y oír a su hermano susurrarle: "Te quiero, te quiero".
Al mes siguiente, Biden juramentó como senador en el mismo hospital, al lado de la cama de su hijo Beau.
Una carrera que levanta sospechas
Hunter creció recordando a Neilia como mommy (mamita) y llamando mom a Jill Jacobs, la mujer con quien su padre se casó en 1977.
Él y su hermano pasaban mucho tiempo en el Senado, sentándose en el regazo de su padre mientras este trabajaba o jugando en las oficinas de otros senadores, como le contó a la revista The New Yorker para un reportaje publicado este año con el título: "¿Pondrá en peligro Hunter Biden la campaña de su padre?".
Hunter se graduó de la Universidad Georgetown con un título de Historia en 1992, tras compaginar sus estudios con varios trabajos no cualificados con los que contribuir a sus gastos de manutención.
Al año siguiente, hizo un voluntariado en el Cuerpo de Voluntarios Jesuita de Oregón, donde conoció a Kathleen Buhle, con quien se casó a los pocos meses y tuvo una hija. Con los años, la familia aumentó con la llegada de otras dos niñas.
Después de casarse, ingresó en la Escuela de Derecho de Georgetown para trasladarse luego a la de Yale, donde no había conseguido ingresar directamente.
La prensa estadounidense ha señalado durante décadas la relación entre los empleos de Hunter y los de su padre.
"Desde entonces [cuando se graduó de abogado], gran parte de la carrera de Hunter Biden ha coincidido con el trabajo de su padre como senador y vicepresidente", se lee en un reportaje del pasado mes de julio en el diario The Washington Post.
"Es cierto que muchos hijos de padres influyentes terminan con empleos muy buenos. Pero el caso de Biden es preocupante. Después de todo, es un senador que durante años ha sermoneado contra lo que según él es la influencia corrupta del dinero en la política", se leía en un artículo de 1998 de The American Spectator.
¿A qué se refieren? A puestos como el de vicepresidente sénior en el banco MBNA (uno de los mayores donantes de su padre en aquel entonces), el de lobista en el Congreso, o el de miembro de la junta directiva de la empresa ucraniana de gas natural Burisma Holdings poco después de que su padre (entonces vicepresidente de Estados Unidos) ofreciera ayuda a Ucrania para que incremente su producción de gas.
Frente a las sospechas de tráfico de influencias, padre e hijo siempre han defendido que no hablan el uno con el otro sobre sus trabajos.
"Esa narrativa que ha sido sugerida y desarrollada por el aparato político de derechas es falsa de manera demostrable", dijo Hunter sobre el caso Burisma Holdings en un comunicado enviado a The Washington Post.
Drogas y alcohol
Pero Hunter Biden no solo genera polémica por su vida profesional, sino también por la personal.
En la entrevista a The New Yorker, el abogado y empresario habló abiertamente de la lucha contra su adicción a las drogas y el alcohol, una batalla que libra desde hace décadas.
Ha entrado y salido de varios centros de rehabilitación, ha recurrido al yoga y a la meditación, ha tomado medicinas para disminuir la ansiedad por la abstinencia y fármacos que causan náuseas cada vez que se consume alcohol.
Estuvo internado en una clínica de Tijuana que ofrecía un tratamiento con ibogaína, una sustancia natural psicoactiva prohibida en Estados Unidos y hasta participó en un programa que le obligaba a llevar consigo un alcoholímetro con cámara incorporada.
Sin embargo, ha recaído muchas veces a lo largo de su vida.
En 2013, por ejemplo, consiguió que la Marina lo admitiera pese a su edad. A los pocos meses, sin embargo, fue expulsado: el examen de orina que le habían practicado el primer día de servicio dio positivo en cocaína.
Aunque en esa ocasión, Hunter negó haber consumido drogas y atribuyó los resultados a un cigarrillo que le habían regalado unos sudafricanos que conoció en la calle.
Su adicción al alcohol y a drogas como la cocaína y el crack dañó la relación con su esposa, que terminó de deteriorarse cuando, en 2015, el sitio web de noticias conservador Breitbart lo acusó de ser un usuario de Ashley Madison, un servicio de citas para gente casada.
Piratas informáticos habían atacado Ashley Madison, dando a conocer el nombre de muchos de sus usuarios. Uno de ellos era Robert Biden, quien según Breitbart, era el pseudónimo de Hunter, algo que este negó.
Otra pérdida y un escándalo
En sus recaídas, Hunter siempre contó con la ayuda de una de las personas más importantes en su vida: su hermano Beau.
Beau se perfilaba como el sucesor de Joe Biden en el legado político de su familia. "Estaba bastante seguro de que Beau podría haber postulado a la presidencia algún día y que con la ayuda de su hermano, podría haber ganado", escribió Joe Biden.
Estas palabras las escribió en su libro "Prométeme, papá: un año de esperanza, dificultades y propósito", en el que el patriarca hablaba sobre lo duro que fue perder a su hijo mayor.
Beau murió en 2015. Los dos años previos, había sido sometido a todo tipo de tratamientos para intentar eliminar un tumor cerebral hasta que falleció cuando le retiraron la asistencia respiratoria.
Según le dijo un antiguo asistente de la Casa Blanca a The New Yorker, pese a todos los errores que Joe Biden pueda haber cometido, lo que "parece redimirlo" ante sus votantes es "cómo responde a las tragedias y lo que aprende de ellas".
Su hijo Hunter, sin embargo, sufrió una recaída y se vio afectado por el escándalo de Ashley Madison al poco tiempo de la muerte de Beau.
Al ya no estar con Kathleen, comenzó a apoyarse en su cuñada, Hallie, con quien compartía la pérdida de Beau.
Al año siguiente, empezaron una relación que, si bien intentaron mantener en secreto por el escándalo que podía provocar que estuviera saliendo con la viuda de su hermano, esta acabó saliendo a la luz.
A esto se sumó un proceso de divorcio amargo con Kathleen. Pero la relación con Hallie no duró mucho por, según él, las críticas constantes que recibían.
En mayo de este año, Hunter se casó con Melissa Cohen, una cineasta sudafricana a quien había conocido unas semanas antes.
Como le dijo a The New Yorker: "Mira, todo el mundo sufre. Todo el mundo tiene traumas. En cada familia, hay adicciones. Yo estaba en la oscuridad. Estaba en un túnel, un túnel sin final. No te libras de eso. Buscas la forma de lidiar con ello".
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